martes, 15 de diciembre de 2015

Partido Toto


Por Raúl Rosales León. Ciudadano (de)constructor



“Así es la realidad política” fue la frase que explicó, argumentó y sustentó el por qué ahora para estar en el juego político se debe bailar toto, es decir bailar el juego de otros, así masoquistamente no sea de nuestro agrado.  Para los que no están familiarizados con el toto es necesario señalar que este es un baile del mundo del espectáculo que tiene como indicador de éxito el rating que es la unidad de medida de audiencia de un programa de televisión o radio. Generalmente el rating está relacionado con los programas de espectáculo, entretenimiento y escándalo. Este fenómeno es encarnado últimamente por la bailarina Yahaira Plasencia quien con mucha habilidad ha logrado sobresalir en el mundo de la farándula, incluyendo un amor toto con un reconocido futbolista de la selección peruana. Ella no es ajena al mundo de la política toto.

La Enciclopedia Ilustrada del A, B y C de la realidad política peruana, nos enseña en uno de sus capítulos que la evidencia ha demostrado que una de las formas que los partidos políticos tengan la aceptación popular es por medio de la farándula y la música de masas.  El legado de Fujimori fue ofrecer tecnocumbia y ahora César Acuña ofrece el baile del toto como lo demostró en el aniversario décimo cuarto de fundación de su partido político Alianza para el Progreso (AP).  Y la pregunta que surge es ¿por qué no ofreció tecnocumbia? La respuesta es simple, ya no está de moda, en cambio el baile del toto está en todos los medios televisivos y virtuales. Acuña y su equipo se suben al coche del oportunismo mediático. No resulta raro que en los noticieros nocturnos no tomaran en cuenta la historia fundacional de Alianza para el Progreso y su programa político, sino que fue Yahaira  bailando  toto  para  el partido toto.    

Algo muy similar al rating son las encuestas de opinión política.  No resulta raro que ahora César Acuña comience a tener más aliados y simpatizantes toto.  Será por la propuesta política, la ideología, el programa o porque es un docente y esposo ejemplar.  La respuesta es no, eso es lo de menos. La respuesta es porque así es la política de verdad, y una de sus variantes de la cruda realidad es el oportunismo. Apenas las encuestas de opinión, hechas por empresas privadas, muestran el aumento considerable de la intención de voto en César Acuña, de repente él brinda la oportunidad para estar en el juego político.  

Si juntamos el rating y las encuestas de opinión surge otro aspecto de la construcción de la realidad política que fue analizado por Giovanni Sartori como la video-política.  Según el autor este término hace referencia a uno de los múltiples aspectos del poder del video: “su incidencia en los procesos políticos, y con ello una radical transformación de cómo ser políticos y de cómo gestionar política” (1999:66). En ese sentido, la incidencia e influencia de la video-política construye la realidad política incluyendo las reglas del juego político. Algo que estructura la “realidad” como un natural e inherente como si siempre fue de esta manera y nunca cambiará.  Sartori menciona que un elemento que construye la realidad política es el gobierno de los sondeos de opinión, estos indican en porcentaje lo que piensa la gente, pero son por lo general débiles y ciegas: “su influencia bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias, o bien lleva a tomar decisiones equivocadas sostenidas por simples rumores, por opiniones débiles, deformadas, manipuladas e incluso desinformadas” (Ibíd.:76).    

Los Siente Ensayos de la Realidad “Política” Peruana no es ajeno a la ficción que ofrece el séptimo arte. El film “El Corredor” (The Runner) estrenada este año y protagonizada por Nicolas Cage representa la encarnación del partido toto que se mueve en las reglas de juego  de la video-política (Sartori).  Nicolas Cage hace el papel del idealista Colin Price quien es un desconocido diputado del distrito de Louisiana (en donde se encuentra Nueva Orleans) que tiene quince minutos de fama por su esmerada defensa de los pobladores del Golfo de México (en su mayoría viven de la pesca) quienes fueron afectados por el derrame de petróleo de una empresa trasnacional BP. Cuando la carrera política de Colin Price comienza a ascender proyectándose como un potencial candidato a senador suceden una serie de hechos que le hacen perder piso hasta el punto de renunciar a su cargo político.  Luego viene la realidad política y surge la gran oportunidad. Finaliza el film viendo  a Colin Price bailando toto, es decir, bailando el juego de otros, quienes le financian la campaña de senador para defender los intereses de la empresa trasnacional petrolera BP.  Cualquier parecido con la realidad política no es pura coincidencia.

En ese sentido, es necesario la construcción de una nueva realidad política, de lo contrario de nada servirá que hablemos de la renovación de la política, que se vallan todos y menos aún apostar por nuevas generaciones. Será más de lo mismo. Si antes nos ofrecían tecnocumbia ahora es el reino del partido toto para bailar aquello que nos produce asco pero con sabor a miel de oportunismo político.  Salvo el toto, todo es ilusión.

Bibliografía

SARTORI, Giovanni (1999) Homo Videns. La sociedad teledirigida. México: Taurus.