En el mes de la fina garúa de Junio se presentó en público un texto antropológico. Como escribió el poeta César Vallejo “son pocos pero son”. El libro contiene un conjunto de ensayos que analizan la realidad contemporánea desde las perspectivas teóricas de los Estudios Culturales y Subalternos. La noche fue testigo del “ritual de paso” que se llevó a cabo el 23 de Junio en el Centro Poscolonial España: urbanización Santa Beatriz, Lima, Perú.
Comentarios al paso en reversa
En primer lugar debo agradecer al profesor y colega Rommel Plasencia por darme la oportunidad de participar como ensayista en el presente libro escrito por antropólogos. Y, sobre todo, por “democratizar el micrófono” al dejarme leer los siguientes comentarios que llevan como título: “Resquebrajando el Monumento al Antropólogo Desconocido”.
Es justo y necesario celebrar en éste ritual el nacimiento del libro titulado Otras Miradas: Géneros al margen en la cultura de hoy, el cual viene a ser una respuesta, en resistencia, contra el hegemónico monumento al “antropólogo desconocido” en el Perú. Este monumento ninguneador y fatalista representa la subalternidad de la disciplina etnográfica en el imaginario social de los peruanos, donde la política y la farándula no tienen fronteras.
Muchas veces enuncio de manera irónica: “antropólogo soy y no me compadezcas”. Es conocida, dentro la tribu o comunidad antropológica, la fácil confusión de nuestra carrera con nuestros primos hermanos: los arqueólogos. Se distorsiona la imagen y significado de los antropólogos como si fuéramos “huaqueros científicos” buscando huesitos, momias y huacos.
Por esta razón, resalto el acertado epígrafe de Marshall Sahlins que está escrito al inicio del presente libro: “El camino del progreso antropológico está sembrado de cadáveres terminológicos, la mayoría de cuyos espíritus es mejor evitar”. Se debe tener en cuenta que el término mismo de “antropología”, en la realidad peruana, es un cadáver nada exquisito; pero su espíritu se resiste al olvido y la marginación. Es menester enfrentar, mejor no evitar sin vacilaciones, los fantasmas del monumento etnográfico desconocido porque éste representa uno de los principales obstáculos del progreso antropológico en el país.
El texto comentado es uno de los caminos para fisurar al monumento en cuestión. Hacerlo polvo y recuerdo para que no se repita. Ustedes podrán encontrar tras su lectura la “Otras Miradas” suspicaces de mis colegas quienes, al igual que yo, no aceptan el mundo tal como es, en el sentido, de someterse ha sus parámetros que instrumentalizan las relaciones culturales. El libro no acepta la imposición de lo culturalmente correcto.
Esto explica que no sea gratis la caricatura de Martha Hildebrant (representante de la cultura ilustrada en el Perú), en la portada del texto, transformada irónicamente en un monstruo verde, plasmada en el famoso Increíble Hulk, quien dice iracundamente: “Acaso no sabes que el muro ya cayó cholo de mierda”. Con lo que se justifica el fin de la historia y de las ideologías. Para qué discutir, debatir e investigar, sí todo esta dicho y hecho. Pero la historia continúa, junto con los conflictos y exclusiones. Entonces, se levantan otros muros, Los Muros Invisibles, que están al margen en la cultura hegemónica de hoy, con el fin de cuestionar las categorías absolutas del “debe ser cultural”.
Ahora empiezo a mostrar brevemente, a manera de chisme científico, los ensayos que contiene el libro. El orden que establezco es al estilo Chespirito porque empiezo por el final para terminar por el principio, es decir, un comentario al paso en reversa:
-Empiezo por el colega Miguel Ángel Salinas quien retoma un fundamental punto de quiebre en la historia del Perú: Velasco Alvarado y la Reforma Agraria. Un tema que en la agenda académica ya pasó de moda, cuyas publicaciones, según el autor, yacen apilados a meced del polvo y el olvido de las bibliotecas. Por este motivo, el objeto de estudio son los textos y los proyectos editoriales que la producen. El autor hace una especie de antropología del lenguaje en que deconstruye son los testimonios de los actores sociales que hacen memoria sobre el velasquismo. Son tres los testimonios, tres los editores, tres los coautores y, por ende, tres los colores de los hilos gramaticales del discurso que se desprenden: el blanco, rojo y negro. El trabajo cuestiona la neutralidad de los textos y, sobre todo, los testimonios en la producción de memoria.
-Del pasado llegamos al presente por medio del texto de Rommel Plasencia quien analiza la moda de la industria turística alternativa. La mirada critica del autor es sintetizada en el epígrafe de Eusebio Leal: “En el abismo que cada vez separa el primer mundo del tercero, el turismo se vuelve, para unos, en una industria de sobrevivencia y para los otros en un indicador de calidad de vida”. Desde la óptica de la antropología del turismo se denuncia académicamente la legitimación de los proyectos coloniales turísticos que subordinan ha las culturas locales de la selva peruana. El caso de estudio es la comunidad Shipibo-Conibo de San Francisco ubicada en la Región Ucayali donde existe una explotación cultural del exotismo. La mirada industrializada del turismo estructura imágenes y discursos que no corresponden ni tienen interés con la “realidad nativa” local.
-El siguiente ensayo del colega Renato Merino, que desde la lógica del anterior, analiza el caso de San Pedro de Lloc (ubicado en la Región de la Libertad), que se autodenomina como “El pueblo que come lagartijas”. Irónicamente son los mismos pobladores de San Pedro de Lloc los cómplices de la industria del turismo. Si lo exótico se vende más, entonces hay que vender la idea de la tierra donde se come lagartijas. El animal en cuestión es el “cañan”, una especie de lagartija del desierto, cuyo consumo esta dedicado para los visitantes-turistas. Una de sus cualidades del Cañan es la estimulación por el apetito sexual, según el testimonio de un cazador de la zona: “el cañan es el único animal que tiene dos penes pegados en cada una de sus patas”. El autor ilustra las interacciones de construcción de identidad, las posiciones estratégicas y conflictivas entorno al turismo mercantil.
-El colega Carlos Leyva nos lleva a la vida cultural de las zonas urbanas marginales de Lima donde analiza la manifestación artística y la práctica sociocultural de la “música chicha”. Nos hace conocer los procesos de producción, distribución y consumo cultural del fenómeno musical chicha y, en especial, a uno de sus intérpretes más populares: Lorenzo Palacios Quispe, más conocido como Chacalón. A manera de hilo conductor del ensayo de Carlos Leiva se narra y analiza la vida, obra, muerte y repercusión social de Chacalón en los sectores populares de Lima. Se verifica que Chacalón es utilizado por la industria cultural chichera para construir un “héroe cultural popular” que represente a los grupos migrantes y cholos (subalternos) que son marginados de la cultura oficial limeña. De ahí la frase "cuando viene Chacalón, hasta los cerros bajan", y también los antropólogos urbanos.
Comentarios al paso en reversa
En primer lugar debo agradecer al profesor y colega Rommel Plasencia por darme la oportunidad de participar como ensayista en el presente libro escrito por antropólogos. Y, sobre todo, por “democratizar el micrófono” al dejarme leer los siguientes comentarios que llevan como título: “Resquebrajando el Monumento al Antropólogo Desconocido”.
Es justo y necesario celebrar en éste ritual el nacimiento del libro titulado Otras Miradas: Géneros al margen en la cultura de hoy, el cual viene a ser una respuesta, en resistencia, contra el hegemónico monumento al “antropólogo desconocido” en el Perú. Este monumento ninguneador y fatalista representa la subalternidad de la disciplina etnográfica en el imaginario social de los peruanos, donde la política y la farándula no tienen fronteras.
Muchas veces enuncio de manera irónica: “antropólogo soy y no me compadezcas”. Es conocida, dentro la tribu o comunidad antropológica, la fácil confusión de nuestra carrera con nuestros primos hermanos: los arqueólogos. Se distorsiona la imagen y significado de los antropólogos como si fuéramos “huaqueros científicos” buscando huesitos, momias y huacos.
Por esta razón, resalto el acertado epígrafe de Marshall Sahlins que está escrito al inicio del presente libro: “El camino del progreso antropológico está sembrado de cadáveres terminológicos, la mayoría de cuyos espíritus es mejor evitar”. Se debe tener en cuenta que el término mismo de “antropología”, en la realidad peruana, es un cadáver nada exquisito; pero su espíritu se resiste al olvido y la marginación. Es menester enfrentar, mejor no evitar sin vacilaciones, los fantasmas del monumento etnográfico desconocido porque éste representa uno de los principales obstáculos del progreso antropológico en el país.
El texto comentado es uno de los caminos para fisurar al monumento en cuestión. Hacerlo polvo y recuerdo para que no se repita. Ustedes podrán encontrar tras su lectura la “Otras Miradas” suspicaces de mis colegas quienes, al igual que yo, no aceptan el mundo tal como es, en el sentido, de someterse ha sus parámetros que instrumentalizan las relaciones culturales. El libro no acepta la imposición de lo culturalmente correcto.
Esto explica que no sea gratis la caricatura de Martha Hildebrant (representante de la cultura ilustrada en el Perú), en la portada del texto, transformada irónicamente en un monstruo verde, plasmada en el famoso Increíble Hulk, quien dice iracundamente: “Acaso no sabes que el muro ya cayó cholo de mierda”. Con lo que se justifica el fin de la historia y de las ideologías. Para qué discutir, debatir e investigar, sí todo esta dicho y hecho. Pero la historia continúa, junto con los conflictos y exclusiones. Entonces, se levantan otros muros, Los Muros Invisibles, que están al margen en la cultura hegemónica de hoy, con el fin de cuestionar las categorías absolutas del “debe ser cultural”.
Ahora empiezo a mostrar brevemente, a manera de chisme científico, los ensayos que contiene el libro. El orden que establezco es al estilo Chespirito porque empiezo por el final para terminar por el principio, es decir, un comentario al paso en reversa:
-Empiezo por el colega Miguel Ángel Salinas quien retoma un fundamental punto de quiebre en la historia del Perú: Velasco Alvarado y la Reforma Agraria. Un tema que en la agenda académica ya pasó de moda, cuyas publicaciones, según el autor, yacen apilados a meced del polvo y el olvido de las bibliotecas. Por este motivo, el objeto de estudio son los textos y los proyectos editoriales que la producen. El autor hace una especie de antropología del lenguaje en que deconstruye son los testimonios de los actores sociales que hacen memoria sobre el velasquismo. Son tres los testimonios, tres los editores, tres los coautores y, por ende, tres los colores de los hilos gramaticales del discurso que se desprenden: el blanco, rojo y negro. El trabajo cuestiona la neutralidad de los textos y, sobre todo, los testimonios en la producción de memoria.
-Del pasado llegamos al presente por medio del texto de Rommel Plasencia quien analiza la moda de la industria turística alternativa. La mirada critica del autor es sintetizada en el epígrafe de Eusebio Leal: “En el abismo que cada vez separa el primer mundo del tercero, el turismo se vuelve, para unos, en una industria de sobrevivencia y para los otros en un indicador de calidad de vida”. Desde la óptica de la antropología del turismo se denuncia académicamente la legitimación de los proyectos coloniales turísticos que subordinan ha las culturas locales de la selva peruana. El caso de estudio es la comunidad Shipibo-Conibo de San Francisco ubicada en la Región Ucayali donde existe una explotación cultural del exotismo. La mirada industrializada del turismo estructura imágenes y discursos que no corresponden ni tienen interés con la “realidad nativa” local.
-El siguiente ensayo del colega Renato Merino, que desde la lógica del anterior, analiza el caso de San Pedro de Lloc (ubicado en la Región de la Libertad), que se autodenomina como “El pueblo que come lagartijas”. Irónicamente son los mismos pobladores de San Pedro de Lloc los cómplices de la industria del turismo. Si lo exótico se vende más, entonces hay que vender la idea de la tierra donde se come lagartijas. El animal en cuestión es el “cañan”, una especie de lagartija del desierto, cuyo consumo esta dedicado para los visitantes-turistas. Una de sus cualidades del Cañan es la estimulación por el apetito sexual, según el testimonio de un cazador de la zona: “el cañan es el único animal que tiene dos penes pegados en cada una de sus patas”. El autor ilustra las interacciones de construcción de identidad, las posiciones estratégicas y conflictivas entorno al turismo mercantil.
-El colega Carlos Leyva nos lleva a la vida cultural de las zonas urbanas marginales de Lima donde analiza la manifestación artística y la práctica sociocultural de la “música chicha”. Nos hace conocer los procesos de producción, distribución y consumo cultural del fenómeno musical chicha y, en especial, a uno de sus intérpretes más populares: Lorenzo Palacios Quispe, más conocido como Chacalón. A manera de hilo conductor del ensayo de Carlos Leiva se narra y analiza la vida, obra, muerte y repercusión social de Chacalón en los sectores populares de Lima. Se verifica que Chacalón es utilizado por la industria cultural chichera para construir un “héroe cultural popular” que represente a los grupos migrantes y cholos (subalternos) que son marginados de la cultura oficial limeña. De ahí la frase "cuando viene Chacalón, hasta los cerros bajan", y también los antropólogos urbanos.
-El colega Alcibes Gussi nos traslada a un espacio transnacional para analizar los mecanismos de formulación y reformulación de identidades. Este espacio se encuentra en Sao Paulo, Brasil, donde residen los descendientes de los norteamericanos post-guerra de Secesión. La imagen sugerente en el texto es la película “Lo que el viento se llevó” donde los protagonistas de la película no siguieron el guión establecido: “quedarse a reconstruir su tierra natal”; sino que decidieron migrar irónicamente hasta Brasil. El autor nos muestra los rituales que celebran los descendientes norteamericanos para idealizar el pasado, identificarse en el presente y proyectarse al futuro. El escenario de construcción de memoria es el cementerio donde se encuentran sepultadas varias generaciones de familiares americanos. Según Alcibes Gussi la fiesta rompe la localidad territorial para establecer lazos con los Estados Unidos, en un intento de formalizar redes trasnacionales. La identidad no es ajena a las relaciones de poder.
Ahora le toca el turno a mi texto, pero por cuestiones éticas y de tiempo no diré nada; ni siquiera el título. Aunque ganas no me faltan. Sí quieren saber algo sobre mi ensayo y, en especial, profundizar los demás trabajos que he comentado en reversa, es necesario que compren el libro. Hay descuentos para los colegas subalternos.
Finalmente sólo me queda agradecer al Seminario de Historia Rural Andina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por apoyar institucionalmente la iniciativa del texto antropológico que ahora es realidad. Agradecer a los colegas, amigos y público en general por ser testigos que el libro en cuestión no trata, felizmente, sobre “huaquería científica”, sino del inicial camino para resquebrajar el monumento al antropólogo desconocido.
Muchas gracias por su gentil paciencia.