domingo, 24 de abril de 2011

Fernando Fuenzalida

La primera vez que tuve la suerte de conocerlo fue en el Congreso de Estudiantes de Antropología del año 1997. El dio la conferencia sobre antropología y simbolismo. Fue sorprendente el manejo del tema con una serie de datos etnográficos y teorías que alimentaron mis ganas de conocer el mundo antropológico.  El siguiente año empecé en mi calidad de cachimbo.

La segunda vez que tuve la suerte de escucharlo fue en la Casona de San Marcos en el año 1999 en un seminario sobre la Historia del Perú. En esa ocasión él dio una interesante conferencia sobre antropología política. En esa conferencia en su mesa había una tasa de café y algunos cigarros.  Fue una excelente clase magistral sobre geopolítica nacional e internacional.

En el año 2001 Fernando Fuenzalida fue mi profesor en San Marcos. Existió toda una gran expectativa entre los alumnos de mi base porque ya era conocida su trayectoria. Tengo hasta ahora el marco teórico que me brindó para hacer una investigación sobre ecología. En ese periodo también asistí a sus clases en la Universidad Pacífico en donde dictaba curso con alumnos que vestían con terno y corbata. Fuenzalida mantenía su filosofía de incentivar en las y los alumnos el análisis crítico de la sociedad en los tiempos del neoliberalismo.

El gran año fue el 2008 en donde tuve la oportunidad de ser su jefe de práctica en el curso de antropología política que Fuenzalida dictaba. Pero también fue el momento en que el profesor mostraba problemas de salud.  El texto clave del curso fue la Política de Aristóteles, el cual fue discutido por las y los estudiantes. 

Una vez en su casa de Miraflores conversé con él sobre el curso. Su único interés era que los alumnos debían ser personas con una gran capacidad crítica en el análisis de la realidad social y cultural. Ese fue su último mandato, el cual he internalizado y, a la misma vez, externalizado en mis clases con nuevas generaciones de alumnos de antropología.

En mi tesis se encuentra grabado su nombre como autor de la parte bibliográfica y como persona humanista que influenció mi vida académica. Gracias por todo y siempre en la memoria.