A fines del mes de abril el conflicto se agudizó y los estudiantes tomaron las facultades de Derecho, Ciencias Sociales, entre otras. Luego el 8 de Mayo se violó la autonomía universitaria de San Marcos: la policía arremetió contra una marcha pacífica de universitarios que rechazan la construcción de obra municipal del By Pass. Se pide la reformulación del proyecto urbano. Es una lucha por el espacio público y otras cosas más.
El siguiente texto tiene como objetivo ensayar la idea del “Síndrome del Perro del Hortelano” sobre los últimos problemas suscitados por la polémica obra municipal en San Marcos. Analizar los ladridos ideológicos que se estructuran de derecha a izquierda sobre el uso y defensa del espacio público. Comprender la transformación del espacio público en discurso ideológico. Conocer la invención de la “nueva generación” de estudiantes de izquierda. Y mostrar la metáfora hortelana hecha realidad en la Decana de América.
Ladridos ideológicos
El anuncio del fin de las ideologías luego de la caída del Muro de Berlín ya pasó de moda. Algo que se pudo comprobar en Lima en la V Cumbre ALC-UE y la alternativa Cumbre Social de los Pueblos. Irónicamente fui ajeno a las dos cumbres argolleras porque no tenía el pase respectivo. Por un lado se legitima el modelo neoliberal y por el otro se le rechaza. Se comprueba que las ideologías siguen vivitas y coleando en la escena pública donde se ladran mutuamente.
Una forma de mostrar la continuidad de la guerra de las ideologías es por medio de la pelea de perros: los ladridos ideológicos. Algo que el Presidente Alan García1 ha dramatizado por medio de su artículo del “Síndrome del Perro del Hortelano”, que es una metáfora que ladra a la ideología de izquierda. Según el autor los perros del hortelano vienen a ser: “el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista”. Es decir, son los actores sociales que ladran a las inversiones de capitales privados transnacionales y que, por ende, propician que los recursos naturales y públicos sean ociosos: no se puedan poner en valor manteniéndose la pobreza y desempleo en el país. Entonces el ladrido de derecha sentencia al hortelano ideológico izquierdista de no hacer ni deja hacer.
El antropólogo Rodrigo Montoya2 responde a la metáfora hortelana para señalar el desprecio presidencial en contra: “los comuneros andinos, amazónicos y costeños…los antimineros, pluriculturalistas y patrioteros y los 10,000 activistas agresivos y callejeros”. Considera que es un insulto denominar “perro” a los miles de peruanos que piensan diferente de Alan García. Lo irónico es que el antropólogo sentencia al Presidente de “pobreza intelectual” porque en su texto no tiene referentes académicos: “es un panfleto del capitalismo”. Se entra sin querer queriendo al círculo vicioso de ladridos que menosprecian al que piensa diferente, sea éste de izquierda o derecha.
Los ladridos ideológicos tienen vigencia en la forma de ver la actual realidad y futuro del país. Algo que no es ajeno en San Marcos en el problema del By Pass. Veamos los desamores perros ideológicos del tema en cuestión.
Del espacio urbano al discurso ideológico
Una visión neutral e ingenua del problema del 8 de Mayo es analizada por la editorial de la revista .edu3 de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Comenta que las protestas en San Marcos, que originó el enfrentamiento con las fuerzas policiales, surgen por el proyecto municipal que hace perder casi 30 mil metros cuadrados por un anillo vial que tomará parte del campus sanmarquino. La universidad vecina señala su preocupación por estos problemas manifestando que se sienten afectados. La visión de la revista .edu despolitizada el conflicto, donde el problema de fondo es el “espacio urbano” del campus sanmarquino.
Desde la antropología urbana existen dos textos que analizan el espacio público despolitizado. Uno de ellos es El Animal Público del antropólogo Manuel Delgado, quien señala que el espacio público esta caracterizado por sociedades instantáneas, en que las relaciones son precarias, transitorias, efímeras entre sujetos anónimos. Según el autor el espacio público de la vida urbana contemporánea esta caracterizada por: “la disoluciones y simultaneidades, de negociaciones minimilistas y frías, de vínculos débiles y precarios conectados entre sí hasta el infinito, pero en los cortocircuitos no deje de ser frecuentes” (1999:26). Es decir, un espacio público superficial en el que los sujetos urbanos son neutrales debido a sus precarias relaciones en la ciudad.
Una propuesta similar analizada por el antropólogo Marc Augé en su texto Los No Lugares. Espacios de Anonimato: una antropología de la sobremodernidad en que el espacio público: “sólo tiene que ver con individuos (clientes, pasajeros, usuarios, oyentes) pero no están identificados, socializados no localizados…más que de entrada o a la salida” (114: 1998). Es decir que el “No Lugar” vienen a ser los espacios anónimos, cotidianos, desterritorializados, de puro transito donde interactúan los individuos: supermercados, autopistas, parques, entre otros.
Regresando a la realidad empírica de San Marcos: el principal espacio público por donde se proyecta el cruce del anillo vial es un “parque” que sirve de transito y descanso para que transcurra el tiempo. Ahora es necesario ir más allá del evidente espacio urbano para analizar la lógica interna del problema: la ideologización discursiva del espacio público.
Desde la orilla derecha liberal la periodista Rosa María Palacios4 en su artículo titulado “Maldita Pared” señala irónicamente, con un fino ladrido Yorkshire Terrier, que la protesta de los estudiantes del 8 de mayo refleja un giro en la temática de las luchas sociales. Ello porque los universitarios se alzan en defensa del más liberal y capitalista de los derechos: “el de propiedad”. Ella plantea algunas interrogantes: “Tiene el propietario la obligación de aceptar la dación de sus bienes al Estado si es que este no demuestra utilidad pública? ¿Es obligatorio que el Estado opte por la alternativa menos restrictiva del derecho comprometido? ¿Cómo se fija el justiprecio o compensación por el daño que significa entregar parte de un bien al Estado? La periodista termina su texto con mucho optimismo sobre los hechos del 8 de mayo porque a pesar de las escenas violentas: “debemos dispensar la misma comprensión por los estudiantes que hoy defienden el derecho de propiedad que aquella que nuestros mayores tuvieron cuando, hace 20 años, mi generación salió a las calles para protestar contra la expropiación de la banca”. Interesante el juego analítico de Rosa María Palacios, pero no toma en cuenta la doble dimensión del concepto de propiedad: una cosa es la propiedad privada y otra la pública. El problema en cuestión no tiene nada que ver con la propiedad pivada, es todo lo contrario.
En la misma orilla, pero desde el ángulo del neoliberalismo radical sale a ladrar Aldo Mariátegui en su artículo “De todo un poco”. Con su clásico estilo pitbull entra al debate en cuestión vertiendo su furia contra los estudiantes que tienen otra opción ideológica: “¿Por qué estos sanmarquinos no se dedican a estudiar –cosa que los contribuyentes les pagamos– en lugar de joder? Ya bastante daño se ha hecho desde esa universidad a la sociedad con tanto radicalismo estúpido pasado, pues eso fue incluso un fértil semillero de senderistas y emerretistas años atrás”. Luego sentencia (ladradando) a San Marcos de haber perdido el nivel académico desde finales de la década de los 50 tas porque ahora existen vándalos que destruyen hasta el camión policial: “Otra tontería es la supervivencia de la medieval autonomía universitaria, por la cual la Policía no puede entrar a los claustros para detener a los revoltosos”.
Desde la otra orilla ideológica sale César Lévano, con un estilo de viejo sabueso, a defender a los estudiantes sanmarquinos por medio de su artículo “Agarren a Cualquiera”. Indignadamente comienza a ladrar buscando sancionar a los culpables: “La agresión contra estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la invasión del campus de ésta perpetradas por la Policía merecen rechazo y castigo”. Señala como principal responsable de la violación al recinto universitario al Ministro del Interior Alva Castro y al alcalde Luis Castañeda por resignarse al diálogo, ser prepotente y promover la violencia. También menciona la infiltración de sujetos encapuchados en la marcha pacífica para lanzar piedras contra los policías. Niega que los verdaderos estudiantes sean vándalos y que el rechazo contra el By Pass tiene justificación: la obra causaría problemas en las aulas por la contaminación ambiental y sonora. Pero la arbitrariedad de la policía ocasionó la batalla campal donde se agarró a cualquier estudiante para llevarlo a la comisaría.
Más allá del estereotipo de “vándalo” o “buen sanmarquino” es menester comprenderlos como “actores sociales” desde una perspectiva weberiana, vale decir, cuando todos los complejos fenómenos del mundo social tienen “significados”. Es decir, analizar los significados intersubjetivos que motivan las acciones de los individuos, quienes otorgan sentido a sus actos: "la acción social". ¿Cuáles son los significados ideológicos que guían la acción de los estudiantiles y, sobre todo, a los dirigentes que lideran el discurso teórico y la acción práctica? y ¿Cómo se plasma el discurso ideológico sobre la visión de la universidad pública y el país?
Plan de estudios heroico y la ideología militante
El sociólogo Gonzalo Portocarrero analiza la construcción de nuevas identidades en la sociedad peruana por medio de los discursos de los jóvenes. Uno de los modelos de identidad es la figura del “militante” que tuvo apogeo en las décadas de los 70 tas y 80 tas. Según el autor: “El militante se define en función de su entrega a una causa, en tanto es parte de un colectivo que da sentido a su vida. Tenemos una concepción heroica de la vida. El valor, la abnegación y la solidaridad son sus virtudes. Sólo la causa es realmente importante, es el único fin en sí mismo” (2001:16). El modelo subjetivo del estudiante universitario militante y comprometido por causas heroicas se plasma ideológicamente en los actuales Planes de Estudios de la facultad de Ciencias Sociales. El regreso de la identidad "militante" en el nuevo milenio....¿alguna vez estuvo ausente?
Analizaré el discurso sobre la universidad y el Perú elaborado por los universitarios militantes. La ideología de izquierda otorga significados que motivan la acción. La fuente que utilizaré para el respectivo rigor académico es el Diagnóstico del plan de estudios 2001 – 20085 elaborado por estudiantes de antropología. En el documento se muestra la visión ideologizada de algunos grupos de estudiantes de la facultad de ciencias sociales y otras facultades que protagonizaron la lucha campal del 8 de mayo. No es casual que el diagnostico de los estudiantes de antropología sea una “mente gemela” con el diagnóstico del Plan de Estudios del Ciclo Básico (cursos básicos de integrado) de la Facultad de Ciencias Sociales (El diagnóstico esta ubicado en el periódico mural del segundo piso de la misma facultad). Ambos diagnósticos coinciden en la construcción de la realidad nacional desde el enfoque marxista ortodoxo. Realizaré una breve descripción de ambos diagnósticos:
En el ámbito social la sociedad peruana es una “sociedad de clases”, las cuales defienden sus propios intereses, intereses que se encuentran en constante pugna generando contradicciones que constituyen el motor del desarrollo de la sociedad. El sistema económico es el capitalista en su etapa imperialista que mantiene ciertos rezagos en zonas bastantes puntuales del país (semifeudal). En el ámbito político la derecha representada por el APRA ampara a la burguesía intermedia y reprime criminalizando la protesta social del movimiento popular. En el ámbito educativo existe una crisis de la universidad pública producto de las políticas neoliberales: la mercantilización, elitización y privatización de la universidad donde se forman profesionales para el servicio del mercado. En el ámbito cultural se reduce la diversidad cultural a la imagen de postal para fomentar las políticas de turismo; y el Estado recurre al viejo mecanismo de modernidad y no modernidad para desacreditar la autonomía de la organización política de las poblaciones que enfrentan a las mineras y petroleras.
El diagnóstico ideologizado es la base para la elaboración de los diversos Planes de Estudios (sociología, historia, antropología, arqueología, trabajo social y geografía) para establecer el camino a seguir del estudiante y el perfil del egresado. Para hacer los planes se forman subcomisiones de trabajo conformado por estudiantes que luego se debate con las propuestas de los profesores. Los estudiantes más comprometidos con los resultados son los de tendencia izquierdista, quienes analizan la realidad peruana a imagen y semejanza de su propuesta ideológica. Se fomenta en los Planes de Estudio la construcción de la identidad militante preparado y motivado para la acción del cambio social. Más allá de la “entrega a la causa” todo es ilusión.
El texto “San Marcos no se vende, San Marcos se defiende” de Ana Paucar6 grafica la identificación ideológica del universitario militante con la acción de lucha del 8 de Mayo. Ella hace una convocatoria a la comunidad imaginada de la Decana de América: “Los san marquinos estudiantes o egresados nos tenemos que solidarizar con nuestros compañeros y con nuestra gloriosa universidad y no podemos permitir este tipo de atropellos, los san marquinos no solo estudiamos sino también defendemos nuestros derechos, somos gente sencilla, gente de lucha, gente de pueblo”. Se aprecia en el texto que en el espacio público deja de ser apolítico, neutral y urbano para insertarse en el discurso ideológico que cuestiona el libre mercado: donde todo se vende y compra. San Marcos es el Perú y no se vende. Ana Paucar también menciona que a la universidad se va a estudiar y también ha luchar: “Después de mucho tiempo no se veía una marcha tan concurrida, unidad en el discurso y lucha san marquina”.
Entonces los diagnósticos de los Planes de Estudios son herramientas ideológicas para construir el camino que politice la vida académica e institucional. La realidad se adapta a la teoría por arte de magia. Por ese motivo, se afirma que la sociedad peruana esta conformada por "clases sociales" antagónicas, cuyas contradicciones constituyen el motor del desarrollo de la sociedad. Es decir, una historia lineal occidental protagonizada por las clases del proletariado (el pueblo) y la burguesa. Pero en el diagnóstico se obvian factores etnohistóricos y étnicos culturales del Perú que son ajenos a la estructura lineal del tiempo occidental. Los diagnósticos de los Planes de Estudio son eurocéntricos con calca y copia. La sociedad peruana es más compleja e híbrida, la cual no se le puede entender profundamente por medio de recetas ideológicas.
La nueva generación (auto)elegida de izquierda
Ambos diagnósticos tienen como marco temporal la intervención militar de la universidad San Marcos que duró 8 años hasta el 2001. Luego vino la apertura democrática y se estableció el nuevo Plan de Estudios 2001 – 2008. El dato particular es que la dictadura cívico-militar posibilitó la “despolitización” de la vida académica e institucional dando apertura a la globalización y libre mercado. Se inventa la imagen de la generación X sanmarquina apolítica del tiempo oscuro del fujimorismo de la década de los 90 tas.
En el diagnóstico elaborado por los estudiantes de antropología señalan que el actual y criticado Plan de Estudios estuvo comandado por el profesor Carlos Iván Degregori. Según ellos fue elogiable, pero señalan que mencionada propuesta adoleció de los bríos de la "nueva generación" que fuera menos contemplativa, más aguda, profunda y, sobre todo, participativa para el desarrollo nacional. Es decir, que no paso nada con los estudiantes de la década de los 90 tas. Entonces, ante el vacio surge la nueva generación (auto)elegida de izquierda que actualmente lleva adelante la propuesta del Plan de Estudios.
Se nota la construcción de identidad del estudiante universitario militante y comprometido con la realidad nacional. Para ambos diagnósticos los estudiantes de la década de los 90tas no fueron actores comprometidos por ideales de cambio social. Fueron doblegados por la intervención militar que despolitizó la agenda universitaria hasta la actualidad. Por esto se necesita urgentemente politizar la vida académica e institucional. Para ello se elabora el guión de la “tarea pendiente” que debe ser hecha realidad por la nueva generación de estudiantes universitarios: más aguda, profunda y participativa para el desarrollo nacional. Parafraseando a Miguelito Barraza: “ellos mismos son”. Los estudiantes que estructuran la narrativa militante del ahora, oscurecen el pasado de otros estudiantes ideologizados de la década de los 90tas quienes también pensaban que eran la “nueva generación” que debía cumplir la “tarea pendiente” de la generación antecesora. Una cadena sin final.
Uno de los estudiantes de la década de los 90tas es Omar Valeriano quien ha sustentado su tesis el pasado 18 abril en San Marcos, antes de la toma de la facultad de Ciencias Sociales. Su trabajo de investigación describe la cultura política de los dirigentes universitarios de izquierda de fines de la década de los 90 tas. Mientras Omar sustentaba su tesis la mayoría de universitarios ideologizados estaban haciendo otras actividades dirigidas hacia el compromiso de luchar contra la obra municipal del By Pass: creyendo que son la generación elegida por el fantasma del marxismo-leninismo7. En la tesis se menciona el panorama de la nueva generación de estudiantes de la década de los 90tas:
“Es en ese panorama que la izquierda universitaria asume el rol de la nueva cultura política generacional….surgen organizaciones estudiantiles como respuesta a la llamada generación X, generación del tiempo perdido, sin aspiraciones e ideales, conservadora…Entre las organizaciones que surgen a mediados de los noventas, con excepción del FER – SM, con más de cuarenta años de existencia tenemos: Integración Estudiantil, Juventud Popular y Colectivo Amauta” (2008:104).
En el caso del diagnóstico de los estudiantes de antropología obvian datos significativos que neutralizan la politización de los estudiantes de la década de los 90tas. En primer lugar las organizaciones políticas que menciona Omar Valeriano las cuales asumieron la identidad “militante”. En segundo lugar a las marchas estudiantiles contra la dictadura de Fujimori, lo cual obligo al Estado en 1998 a retirar a los militares que ocupaban San Marcos. En tercer lugar la toma de la facultad de ciencias sociales (y otras facultades) en el año 2000 por militantes y varios estudiantes que sin tener mencionada identidad hicieron sentir su malestar por la mediocridad académica. En esa toma de la facultad (donde no participe, pero tampoco fui ajeno) el contexto del país era crítico porque se encontraron los vladivideos y obligó al Presidente Alberto Fujimori a escapar del país. Otro hecho ninguneado por el diagnóstico en cuestión son las elecciones del CEAN (Centro de Estudiantes de Antropología) en el año 2001 donde participaron dos listas, previo debate democrático. Yo fui uno de los candidatos de una lista independiente, con equidad de género entre sus integrantes, denominada “Ciencia y Participación” que tenía como eslogan “A mente realista, mente con visión” con una propuesta abiertamente académica y postulamos en la lista N° 2. La otra lista mantenía la visión de izquierda de estudiantes comprometidos y defensores la universidad pública: lista N° 1. A la hora de las elecciones la voz de Dios fue la voz del pueblo y democráticamente ganó la otra lista (N°1) liderada por Walter Ordóñez. Como dice el discurso Brahma: “Caballero, así es la competencia”, y de esa manera terminó mi vida política universitaria al paso. Se lo agradezco Dios. Luego se realizaron otras elecciones del CEAN donde siempre ganó el mal menor.
Entonces no es gratis que se obvien estos datos politizados en ambos diagnósticos (ciclo básico y antropológico) que afirman la total despolitización universitaria de la década de los 90 tas. El objetivo es claro, crear las condiciones subjetivas de la “tarea pendiente” para motivar a la acción de los nuevos estudiantes. Para ello se debe crear una visión del país para asumir el compromiso del cambio social. Bajo esta visión de izquierda el perfil del estudiante de antropología (y el científico social) egresados debe tener el compromiso moral y ético con el pueblo peruano, ya que por le carácter público de esta universidad ha sido educado a cuenta de todos los peruanos. Toda épica necesita de grandes obstáculos y enemigos: las empresas privadas y el mercado en el proceso de globalización. Sólo el compromiso teórico y práctico del estudiante la nueva generación concretará el cambio social.
¿Autonomía universitaria?: el perro del hortelano en acción
En el X Coloquio de estudiantes de sociología de la PUCP8 del año 2005 se llevaron a cabo varias mesas de trabajo. Una de ellas fue sobre las “Experiencias de Sociología Urbana”, donde se presentaron cuatro ponencias destacando para objetivos del precedente artículo el de Carla Acosta titulada: “El paradero como espacio público”. Yo esperaba el ejemplo de un clásico paradero informal que abundan en la capital limeña; pero lo primero que mostró ella en su power point fue la imagen de San Marcos entre los cruces de las avenidas Universitaria y Venezuela. Se escucharon algunas risas y mi suspicacia no se hizo esperar. La ponente analizaba las redes informales que se generan entre los ambulantes tendiendo como puntos de referencia los paraderos informales. El Otro Sendero Sanmarquino.
La obra del By Pass establecería orden y modernidad urbana a la imagen de la universidad Decana de América, pero a costa de un espacio público: el parque. Entonces, bajo la idea del “Síndrome del Perro del Hortelano” el mencionado parque es un “bien ocioso”: sin valor y utilidad. También existen otros espacios ociosos como el supuesto jardín, considerado técnicamente como zona rústica, ubicado entre los muros del cruce de las avenidas Universitaria y Venezuela, el cual sirve para colocar los soportes de la propaganda del examen de admisión. Entonces por medio de la obra se estaría dando valor y utilidad al bien ocioso (el parque). San Marcos sería parte de la solución al problema del transito de mencionado cruce vial. La universidad pública siendo útil para una obra pública. Del pueblo para lo que es del pueblo. San Marcos deja de tener deudas por concepto de arbitrios con la Municipalidad de Lima y se fomenta la inversión en infraestructura dentro de la ciudad universitaria.
Y cuando la obra estaba avanzada en 60 % el perro del hortelano hace su aparición ladrando para no hacer ni dejar que hagan el By Pass. Sumando la batalla campal del 8 de Mayo la imagen de San Marcos continua en deterioro sin orden ni modernidad urbana. Más abandono, destrozos e informalidad.
Un hecho que se da como “verdad absoluta” es cuando se menciona la violación a la autonomía universitaria. Se habla sobre la represión en San Marcos donde la policía entro ilegalmente. El ex rector Manuel Burga en su artículo “Aproximaciones: Ni conjura, ni retroceso” hace la asombrosa analogía entre los estudiantes mexicanos de Tlatelolco de mayo de 1968 con los sanmarquinos del 8 de mayo: “Se trata de hechos de dimensiones diferentes, pero algunas semejanzas se insinúan. Hablar de rojos, donde no sabemos si los hubo; o de conjura para dañar la V Cumbre ALC-UE que evidentemente no la hay, puede llevarnos a ocultar lo que realmente este evento significa”. Lo que ocultar el ex rector, sin querer queriendo, es que en verdad hubo rojos y se trato de hacer una marcha al centro de Lima en el contexto de la cumbre ALC-UE.
Una cumbre donde la mayoría de miembros quieren negociar en bloque acuerdos comerciales, liberar mercados dentro del proceso de globalización. Algo que discrepa con la ideología de izquierda de los estudiantes comprometidos. Sería ingenuo que dentro del repertorio de arengas en su supuesta marcha pacífica se obvien las consignas de izquierda: “el pueblo unido jamás será vencido”. No es gratis que en varios pronunciamientos estudiantiles se mencione a la Cumbre de los Pueblos como un punto en común para continuar luchando contra el imperio y el modelo neoliberal.
Lo irónico del asunto es que los primeros en violar la “autonomía universitaria” no fueron los policías como se quiere hacer creer. Sino que fueron los mismos estudiantes radicalizados que no estudian ni dejan estudiar. Antes del 8 de Mayo, a finales del mes del Abril los nuevos jóvenes rojos de San Marcos comenzaron a violar la autonomía universitaria por medio de un conjunto de tomas de facultades: Ciencias Sociales, Derecho, Humanidades, entre otros.
Cada facultad tiene sus propios órganos de gobierno que trabajan por los intereses de los distintos sectores conformados por los estudiantes, profesores, planta administrativa y egresados. La facultad como sistema tiene su propia lógica interna de funcionamiento. Pero qué sucede cuándo un grupo de estudiantes movilizados por pasiones ideológicas toman la facultad porque existe un hecho que no es de su agrado y convicción. ¿Qué sucede con los estudiantes que no piensan como los radicalizados? ¿Qué pasan con las clases? ¿Qué ocurre con los egresados que deben hacer trámites para los documentos que exige la sociedad para legalizar sus servicios profesionales? ¿Qué ocurre con los cursos de titulación, maestría, sustentaciones de tesis, entre otros? Todo lo que el perro del hortelano no hace y tampoco deja hacer.
Entonces en un contexto donde la autonomía universitaria es violada por los mismos estudiantes: grupos con identidad de militante. El clima de incertidumbre y caos obliga al Rector de San Marcos a solicitar la intervención de las fuerzas policiales. Y se produce la batalla campal.
A modo de conclusiones
Si las metáforas de los perros de izquierda y derecha continúan ladrándose la obra del By Pass podría seguir el camino frustrado del “Tren Eléctrico”. Un monumento a la mediocridad en el Perú. La frase “El Perú es San Marcos”, es ideal para el discurso ostentoso y demagógico, pero a la misma vez lamentable porque la universidad acarrea los viejos problemas estructurales y poscoloniales del país. Su fragmentación interna ocultada por una supuesta unidad estudiantil.
La solución no puede ir por el camino de la violencia contra la autonomía universitaria por parte de los alumnos radicalizados. Tomar arbitrariamente la facultad y la universidad es una muestra de intolerancia contra otros estudiantes que piensan diferentes y que no aceptan la ideología de izquierda. Por algo existen los canales internos de gobierno autónomo donde las autoridades son elegidas por el voto de estudiantes, profesores y egresados. Algo que se deja de lado cuando un grupos de (auto)elegidos de izquierda creen tener la verdad absoluta y dejan la razón por la demagogia: los dirigentes hacen escuchar su voz militante en el espacio público para comprometer la defensa de San Marcos con arengas y acciones.
Finalmente esta nueva generación (auto)elegida de estudiantes de identidad militantes de izquierda representan por su discurso y acciones (hechos sociales) al “Perro del Hortelano” en San Marcos. No estudian ni dejan estudiar. No terminan su carrera ni dejan terminar. No se titulan ni dejan titular. No sustentan tesis ni dejan sustentar. No hacen trámites ni dejan tramitar. No estudian maestría…y así continúa el síndrome poscolonial en cuestión: no come ni deja comer.
El siguiente texto tiene como objetivo ensayar la idea del “Síndrome del Perro del Hortelano” sobre los últimos problemas suscitados por la polémica obra municipal en San Marcos. Analizar los ladridos ideológicos que se estructuran de derecha a izquierda sobre el uso y defensa del espacio público. Comprender la transformación del espacio público en discurso ideológico. Conocer la invención de la “nueva generación” de estudiantes de izquierda. Y mostrar la metáfora hortelana hecha realidad en la Decana de América.
Ladridos ideológicos
El anuncio del fin de las ideologías luego de la caída del Muro de Berlín ya pasó de moda. Algo que se pudo comprobar en Lima en la V Cumbre ALC-UE y la alternativa Cumbre Social de los Pueblos. Irónicamente fui ajeno a las dos cumbres argolleras porque no tenía el pase respectivo. Por un lado se legitima el modelo neoliberal y por el otro se le rechaza. Se comprueba que las ideologías siguen vivitas y coleando en la escena pública donde se ladran mutuamente.
Una forma de mostrar la continuidad de la guerra de las ideologías es por medio de la pelea de perros: los ladridos ideológicos. Algo que el Presidente Alan García1 ha dramatizado por medio de su artículo del “Síndrome del Perro del Hortelano”, que es una metáfora que ladra a la ideología de izquierda. Según el autor los perros del hortelano vienen a ser: “el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista”. Es decir, son los actores sociales que ladran a las inversiones de capitales privados transnacionales y que, por ende, propician que los recursos naturales y públicos sean ociosos: no se puedan poner en valor manteniéndose la pobreza y desempleo en el país. Entonces el ladrido de derecha sentencia al hortelano ideológico izquierdista de no hacer ni deja hacer.
El antropólogo Rodrigo Montoya2 responde a la metáfora hortelana para señalar el desprecio presidencial en contra: “los comuneros andinos, amazónicos y costeños…los antimineros, pluriculturalistas y patrioteros y los 10,000 activistas agresivos y callejeros”. Considera que es un insulto denominar “perro” a los miles de peruanos que piensan diferente de Alan García. Lo irónico es que el antropólogo sentencia al Presidente de “pobreza intelectual” porque en su texto no tiene referentes académicos: “es un panfleto del capitalismo”. Se entra sin querer queriendo al círculo vicioso de ladridos que menosprecian al que piensa diferente, sea éste de izquierda o derecha.
Los ladridos ideológicos tienen vigencia en la forma de ver la actual realidad y futuro del país. Algo que no es ajeno en San Marcos en el problema del By Pass. Veamos los desamores perros ideológicos del tema en cuestión.
Del espacio urbano al discurso ideológico
Una visión neutral e ingenua del problema del 8 de Mayo es analizada por la editorial de la revista .edu3 de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Comenta que las protestas en San Marcos, que originó el enfrentamiento con las fuerzas policiales, surgen por el proyecto municipal que hace perder casi 30 mil metros cuadrados por un anillo vial que tomará parte del campus sanmarquino. La universidad vecina señala su preocupación por estos problemas manifestando que se sienten afectados. La visión de la revista .edu despolitizada el conflicto, donde el problema de fondo es el “espacio urbano” del campus sanmarquino.
Desde la antropología urbana existen dos textos que analizan el espacio público despolitizado. Uno de ellos es El Animal Público del antropólogo Manuel Delgado, quien señala que el espacio público esta caracterizado por sociedades instantáneas, en que las relaciones son precarias, transitorias, efímeras entre sujetos anónimos. Según el autor el espacio público de la vida urbana contemporánea esta caracterizada por: “la disoluciones y simultaneidades, de negociaciones minimilistas y frías, de vínculos débiles y precarios conectados entre sí hasta el infinito, pero en los cortocircuitos no deje de ser frecuentes” (1999:26). Es decir, un espacio público superficial en el que los sujetos urbanos son neutrales debido a sus precarias relaciones en la ciudad.
Una propuesta similar analizada por el antropólogo Marc Augé en su texto Los No Lugares. Espacios de Anonimato: una antropología de la sobremodernidad en que el espacio público: “sólo tiene que ver con individuos (clientes, pasajeros, usuarios, oyentes) pero no están identificados, socializados no localizados…más que de entrada o a la salida” (114: 1998). Es decir que el “No Lugar” vienen a ser los espacios anónimos, cotidianos, desterritorializados, de puro transito donde interactúan los individuos: supermercados, autopistas, parques, entre otros.
Regresando a la realidad empírica de San Marcos: el principal espacio público por donde se proyecta el cruce del anillo vial es un “parque” que sirve de transito y descanso para que transcurra el tiempo. Ahora es necesario ir más allá del evidente espacio urbano para analizar la lógica interna del problema: la ideologización discursiva del espacio público.
Desde la orilla derecha liberal la periodista Rosa María Palacios4 en su artículo titulado “Maldita Pared” señala irónicamente, con un fino ladrido Yorkshire Terrier, que la protesta de los estudiantes del 8 de mayo refleja un giro en la temática de las luchas sociales. Ello porque los universitarios se alzan en defensa del más liberal y capitalista de los derechos: “el de propiedad”. Ella plantea algunas interrogantes: “Tiene el propietario la obligación de aceptar la dación de sus bienes al Estado si es que este no demuestra utilidad pública? ¿Es obligatorio que el Estado opte por la alternativa menos restrictiva del derecho comprometido? ¿Cómo se fija el justiprecio o compensación por el daño que significa entregar parte de un bien al Estado? La periodista termina su texto con mucho optimismo sobre los hechos del 8 de mayo porque a pesar de las escenas violentas: “debemos dispensar la misma comprensión por los estudiantes que hoy defienden el derecho de propiedad que aquella que nuestros mayores tuvieron cuando, hace 20 años, mi generación salió a las calles para protestar contra la expropiación de la banca”. Interesante el juego analítico de Rosa María Palacios, pero no toma en cuenta la doble dimensión del concepto de propiedad: una cosa es la propiedad privada y otra la pública. El problema en cuestión no tiene nada que ver con la propiedad pivada, es todo lo contrario.
En la misma orilla, pero desde el ángulo del neoliberalismo radical sale a ladrar Aldo Mariátegui en su artículo “De todo un poco”. Con su clásico estilo pitbull entra al debate en cuestión vertiendo su furia contra los estudiantes que tienen otra opción ideológica: “¿Por qué estos sanmarquinos no se dedican a estudiar –cosa que los contribuyentes les pagamos– en lugar de joder? Ya bastante daño se ha hecho desde esa universidad a la sociedad con tanto radicalismo estúpido pasado, pues eso fue incluso un fértil semillero de senderistas y emerretistas años atrás”. Luego sentencia (ladradando) a San Marcos de haber perdido el nivel académico desde finales de la década de los 50 tas porque ahora existen vándalos que destruyen hasta el camión policial: “Otra tontería es la supervivencia de la medieval autonomía universitaria, por la cual la Policía no puede entrar a los claustros para detener a los revoltosos”.
Desde la otra orilla ideológica sale César Lévano, con un estilo de viejo sabueso, a defender a los estudiantes sanmarquinos por medio de su artículo “Agarren a Cualquiera”. Indignadamente comienza a ladrar buscando sancionar a los culpables: “La agresión contra estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la invasión del campus de ésta perpetradas por la Policía merecen rechazo y castigo”. Señala como principal responsable de la violación al recinto universitario al Ministro del Interior Alva Castro y al alcalde Luis Castañeda por resignarse al diálogo, ser prepotente y promover la violencia. También menciona la infiltración de sujetos encapuchados en la marcha pacífica para lanzar piedras contra los policías. Niega que los verdaderos estudiantes sean vándalos y que el rechazo contra el By Pass tiene justificación: la obra causaría problemas en las aulas por la contaminación ambiental y sonora. Pero la arbitrariedad de la policía ocasionó la batalla campal donde se agarró a cualquier estudiante para llevarlo a la comisaría.
Más allá del estereotipo de “vándalo” o “buen sanmarquino” es menester comprenderlos como “actores sociales” desde una perspectiva weberiana, vale decir, cuando todos los complejos fenómenos del mundo social tienen “significados”. Es decir, analizar los significados intersubjetivos que motivan las acciones de los individuos, quienes otorgan sentido a sus actos: "la acción social". ¿Cuáles son los significados ideológicos que guían la acción de los estudiantiles y, sobre todo, a los dirigentes que lideran el discurso teórico y la acción práctica? y ¿Cómo se plasma el discurso ideológico sobre la visión de la universidad pública y el país?
Plan de estudios heroico y la ideología militante
El sociólogo Gonzalo Portocarrero analiza la construcción de nuevas identidades en la sociedad peruana por medio de los discursos de los jóvenes. Uno de los modelos de identidad es la figura del “militante” que tuvo apogeo en las décadas de los 70 tas y 80 tas. Según el autor: “El militante se define en función de su entrega a una causa, en tanto es parte de un colectivo que da sentido a su vida. Tenemos una concepción heroica de la vida. El valor, la abnegación y la solidaridad son sus virtudes. Sólo la causa es realmente importante, es el único fin en sí mismo” (2001:16). El modelo subjetivo del estudiante universitario militante y comprometido por causas heroicas se plasma ideológicamente en los actuales Planes de Estudios de la facultad de Ciencias Sociales. El regreso de la identidad "militante" en el nuevo milenio....¿alguna vez estuvo ausente?
Analizaré el discurso sobre la universidad y el Perú elaborado por los universitarios militantes. La ideología de izquierda otorga significados que motivan la acción. La fuente que utilizaré para el respectivo rigor académico es el Diagnóstico del plan de estudios 2001 – 20085 elaborado por estudiantes de antropología. En el documento se muestra la visión ideologizada de algunos grupos de estudiantes de la facultad de ciencias sociales y otras facultades que protagonizaron la lucha campal del 8 de mayo. No es casual que el diagnostico de los estudiantes de antropología sea una “mente gemela” con el diagnóstico del Plan de Estudios del Ciclo Básico (cursos básicos de integrado) de la Facultad de Ciencias Sociales (El diagnóstico esta ubicado en el periódico mural del segundo piso de la misma facultad). Ambos diagnósticos coinciden en la construcción de la realidad nacional desde el enfoque marxista ortodoxo. Realizaré una breve descripción de ambos diagnósticos:
En el ámbito social la sociedad peruana es una “sociedad de clases”, las cuales defienden sus propios intereses, intereses que se encuentran en constante pugna generando contradicciones que constituyen el motor del desarrollo de la sociedad. El sistema económico es el capitalista en su etapa imperialista que mantiene ciertos rezagos en zonas bastantes puntuales del país (semifeudal). En el ámbito político la derecha representada por el APRA ampara a la burguesía intermedia y reprime criminalizando la protesta social del movimiento popular. En el ámbito educativo existe una crisis de la universidad pública producto de las políticas neoliberales: la mercantilización, elitización y privatización de la universidad donde se forman profesionales para el servicio del mercado. En el ámbito cultural se reduce la diversidad cultural a la imagen de postal para fomentar las políticas de turismo; y el Estado recurre al viejo mecanismo de modernidad y no modernidad para desacreditar la autonomía de la organización política de las poblaciones que enfrentan a las mineras y petroleras.
El diagnóstico ideologizado es la base para la elaboración de los diversos Planes de Estudios (sociología, historia, antropología, arqueología, trabajo social y geografía) para establecer el camino a seguir del estudiante y el perfil del egresado. Para hacer los planes se forman subcomisiones de trabajo conformado por estudiantes que luego se debate con las propuestas de los profesores. Los estudiantes más comprometidos con los resultados son los de tendencia izquierdista, quienes analizan la realidad peruana a imagen y semejanza de su propuesta ideológica. Se fomenta en los Planes de Estudio la construcción de la identidad militante preparado y motivado para la acción del cambio social. Más allá de la “entrega a la causa” todo es ilusión.
El texto “San Marcos no se vende, San Marcos se defiende” de Ana Paucar6 grafica la identificación ideológica del universitario militante con la acción de lucha del 8 de Mayo. Ella hace una convocatoria a la comunidad imaginada de la Decana de América: “Los san marquinos estudiantes o egresados nos tenemos que solidarizar con nuestros compañeros y con nuestra gloriosa universidad y no podemos permitir este tipo de atropellos, los san marquinos no solo estudiamos sino también defendemos nuestros derechos, somos gente sencilla, gente de lucha, gente de pueblo”. Se aprecia en el texto que en el espacio público deja de ser apolítico, neutral y urbano para insertarse en el discurso ideológico que cuestiona el libre mercado: donde todo se vende y compra. San Marcos es el Perú y no se vende. Ana Paucar también menciona que a la universidad se va a estudiar y también ha luchar: “Después de mucho tiempo no se veía una marcha tan concurrida, unidad en el discurso y lucha san marquina”.
Entonces los diagnósticos de los Planes de Estudios son herramientas ideológicas para construir el camino que politice la vida académica e institucional. La realidad se adapta a la teoría por arte de magia. Por ese motivo, se afirma que la sociedad peruana esta conformada por "clases sociales" antagónicas, cuyas contradicciones constituyen el motor del desarrollo de la sociedad. Es decir, una historia lineal occidental protagonizada por las clases del proletariado (el pueblo) y la burguesa. Pero en el diagnóstico se obvian factores etnohistóricos y étnicos culturales del Perú que son ajenos a la estructura lineal del tiempo occidental. Los diagnósticos de los Planes de Estudio son eurocéntricos con calca y copia. La sociedad peruana es más compleja e híbrida, la cual no se le puede entender profundamente por medio de recetas ideológicas.
La nueva generación (auto)elegida de izquierda
Ambos diagnósticos tienen como marco temporal la intervención militar de la universidad San Marcos que duró 8 años hasta el 2001. Luego vino la apertura democrática y se estableció el nuevo Plan de Estudios 2001 – 2008. El dato particular es que la dictadura cívico-militar posibilitó la “despolitización” de la vida académica e institucional dando apertura a la globalización y libre mercado. Se inventa la imagen de la generación X sanmarquina apolítica del tiempo oscuro del fujimorismo de la década de los 90 tas.
En el diagnóstico elaborado por los estudiantes de antropología señalan que el actual y criticado Plan de Estudios estuvo comandado por el profesor Carlos Iván Degregori. Según ellos fue elogiable, pero señalan que mencionada propuesta adoleció de los bríos de la "nueva generación" que fuera menos contemplativa, más aguda, profunda y, sobre todo, participativa para el desarrollo nacional. Es decir, que no paso nada con los estudiantes de la década de los 90 tas. Entonces, ante el vacio surge la nueva generación (auto)elegida de izquierda que actualmente lleva adelante la propuesta del Plan de Estudios.
Se nota la construcción de identidad del estudiante universitario militante y comprometido con la realidad nacional. Para ambos diagnósticos los estudiantes de la década de los 90tas no fueron actores comprometidos por ideales de cambio social. Fueron doblegados por la intervención militar que despolitizó la agenda universitaria hasta la actualidad. Por esto se necesita urgentemente politizar la vida académica e institucional. Para ello se elabora el guión de la “tarea pendiente” que debe ser hecha realidad por la nueva generación de estudiantes universitarios: más aguda, profunda y participativa para el desarrollo nacional. Parafraseando a Miguelito Barraza: “ellos mismos son”. Los estudiantes que estructuran la narrativa militante del ahora, oscurecen el pasado de otros estudiantes ideologizados de la década de los 90tas quienes también pensaban que eran la “nueva generación” que debía cumplir la “tarea pendiente” de la generación antecesora. Una cadena sin final.
Uno de los estudiantes de la década de los 90tas es Omar Valeriano quien ha sustentado su tesis el pasado 18 abril en San Marcos, antes de la toma de la facultad de Ciencias Sociales. Su trabajo de investigación describe la cultura política de los dirigentes universitarios de izquierda de fines de la década de los 90 tas. Mientras Omar sustentaba su tesis la mayoría de universitarios ideologizados estaban haciendo otras actividades dirigidas hacia el compromiso de luchar contra la obra municipal del By Pass: creyendo que son la generación elegida por el fantasma del marxismo-leninismo7. En la tesis se menciona el panorama de la nueva generación de estudiantes de la década de los 90tas:
“Es en ese panorama que la izquierda universitaria asume el rol de la nueva cultura política generacional….surgen organizaciones estudiantiles como respuesta a la llamada generación X, generación del tiempo perdido, sin aspiraciones e ideales, conservadora…Entre las organizaciones que surgen a mediados de los noventas, con excepción del FER – SM, con más de cuarenta años de existencia tenemos: Integración Estudiantil, Juventud Popular y Colectivo Amauta” (2008:104).
En el caso del diagnóstico de los estudiantes de antropología obvian datos significativos que neutralizan la politización de los estudiantes de la década de los 90tas. En primer lugar las organizaciones políticas que menciona Omar Valeriano las cuales asumieron la identidad “militante”. En segundo lugar a las marchas estudiantiles contra la dictadura de Fujimori, lo cual obligo al Estado en 1998 a retirar a los militares que ocupaban San Marcos. En tercer lugar la toma de la facultad de ciencias sociales (y otras facultades) en el año 2000 por militantes y varios estudiantes que sin tener mencionada identidad hicieron sentir su malestar por la mediocridad académica. En esa toma de la facultad (donde no participe, pero tampoco fui ajeno) el contexto del país era crítico porque se encontraron los vladivideos y obligó al Presidente Alberto Fujimori a escapar del país. Otro hecho ninguneado por el diagnóstico en cuestión son las elecciones del CEAN (Centro de Estudiantes de Antropología) en el año 2001 donde participaron dos listas, previo debate democrático. Yo fui uno de los candidatos de una lista independiente, con equidad de género entre sus integrantes, denominada “Ciencia y Participación” que tenía como eslogan “A mente realista, mente con visión” con una propuesta abiertamente académica y postulamos en la lista N° 2. La otra lista mantenía la visión de izquierda de estudiantes comprometidos y defensores la universidad pública: lista N° 1. A la hora de las elecciones la voz de Dios fue la voz del pueblo y democráticamente ganó la otra lista (N°1) liderada por Walter Ordóñez. Como dice el discurso Brahma: “Caballero, así es la competencia”, y de esa manera terminó mi vida política universitaria al paso. Se lo agradezco Dios. Luego se realizaron otras elecciones del CEAN donde siempre ganó el mal menor.
Entonces no es gratis que se obvien estos datos politizados en ambos diagnósticos (ciclo básico y antropológico) que afirman la total despolitización universitaria de la década de los 90 tas. El objetivo es claro, crear las condiciones subjetivas de la “tarea pendiente” para motivar a la acción de los nuevos estudiantes. Para ello se debe crear una visión del país para asumir el compromiso del cambio social. Bajo esta visión de izquierda el perfil del estudiante de antropología (y el científico social) egresados debe tener el compromiso moral y ético con el pueblo peruano, ya que por le carácter público de esta universidad ha sido educado a cuenta de todos los peruanos. Toda épica necesita de grandes obstáculos y enemigos: las empresas privadas y el mercado en el proceso de globalización. Sólo el compromiso teórico y práctico del estudiante la nueva generación concretará el cambio social.
¿Autonomía universitaria?: el perro del hortelano en acción
En el X Coloquio de estudiantes de sociología de la PUCP8 del año 2005 se llevaron a cabo varias mesas de trabajo. Una de ellas fue sobre las “Experiencias de Sociología Urbana”, donde se presentaron cuatro ponencias destacando para objetivos del precedente artículo el de Carla Acosta titulada: “El paradero como espacio público”. Yo esperaba el ejemplo de un clásico paradero informal que abundan en la capital limeña; pero lo primero que mostró ella en su power point fue la imagen de San Marcos entre los cruces de las avenidas Universitaria y Venezuela. Se escucharon algunas risas y mi suspicacia no se hizo esperar. La ponente analizaba las redes informales que se generan entre los ambulantes tendiendo como puntos de referencia los paraderos informales. El Otro Sendero Sanmarquino.
La obra del By Pass establecería orden y modernidad urbana a la imagen de la universidad Decana de América, pero a costa de un espacio público: el parque. Entonces, bajo la idea del “Síndrome del Perro del Hortelano” el mencionado parque es un “bien ocioso”: sin valor y utilidad. También existen otros espacios ociosos como el supuesto jardín, considerado técnicamente como zona rústica, ubicado entre los muros del cruce de las avenidas Universitaria y Venezuela, el cual sirve para colocar los soportes de la propaganda del examen de admisión. Entonces por medio de la obra se estaría dando valor y utilidad al bien ocioso (el parque). San Marcos sería parte de la solución al problema del transito de mencionado cruce vial. La universidad pública siendo útil para una obra pública. Del pueblo para lo que es del pueblo. San Marcos deja de tener deudas por concepto de arbitrios con la Municipalidad de Lima y se fomenta la inversión en infraestructura dentro de la ciudad universitaria.
Y cuando la obra estaba avanzada en 60 % el perro del hortelano hace su aparición ladrando para no hacer ni dejar que hagan el By Pass. Sumando la batalla campal del 8 de Mayo la imagen de San Marcos continua en deterioro sin orden ni modernidad urbana. Más abandono, destrozos e informalidad.
Un hecho que se da como “verdad absoluta” es cuando se menciona la violación a la autonomía universitaria. Se habla sobre la represión en San Marcos donde la policía entro ilegalmente. El ex rector Manuel Burga en su artículo “Aproximaciones: Ni conjura, ni retroceso” hace la asombrosa analogía entre los estudiantes mexicanos de Tlatelolco de mayo de 1968 con los sanmarquinos del 8 de mayo: “Se trata de hechos de dimensiones diferentes, pero algunas semejanzas se insinúan. Hablar de rojos, donde no sabemos si los hubo; o de conjura para dañar la V Cumbre ALC-UE que evidentemente no la hay, puede llevarnos a ocultar lo que realmente este evento significa”. Lo que ocultar el ex rector, sin querer queriendo, es que en verdad hubo rojos y se trato de hacer una marcha al centro de Lima en el contexto de la cumbre ALC-UE.
Una cumbre donde la mayoría de miembros quieren negociar en bloque acuerdos comerciales, liberar mercados dentro del proceso de globalización. Algo que discrepa con la ideología de izquierda de los estudiantes comprometidos. Sería ingenuo que dentro del repertorio de arengas en su supuesta marcha pacífica se obvien las consignas de izquierda: “el pueblo unido jamás será vencido”. No es gratis que en varios pronunciamientos estudiantiles se mencione a la Cumbre de los Pueblos como un punto en común para continuar luchando contra el imperio y el modelo neoliberal.
Lo irónico del asunto es que los primeros en violar la “autonomía universitaria” no fueron los policías como se quiere hacer creer. Sino que fueron los mismos estudiantes radicalizados que no estudian ni dejan estudiar. Antes del 8 de Mayo, a finales del mes del Abril los nuevos jóvenes rojos de San Marcos comenzaron a violar la autonomía universitaria por medio de un conjunto de tomas de facultades: Ciencias Sociales, Derecho, Humanidades, entre otros.
Cada facultad tiene sus propios órganos de gobierno que trabajan por los intereses de los distintos sectores conformados por los estudiantes, profesores, planta administrativa y egresados. La facultad como sistema tiene su propia lógica interna de funcionamiento. Pero qué sucede cuándo un grupo de estudiantes movilizados por pasiones ideológicas toman la facultad porque existe un hecho que no es de su agrado y convicción. ¿Qué sucede con los estudiantes que no piensan como los radicalizados? ¿Qué pasan con las clases? ¿Qué ocurre con los egresados que deben hacer trámites para los documentos que exige la sociedad para legalizar sus servicios profesionales? ¿Qué ocurre con los cursos de titulación, maestría, sustentaciones de tesis, entre otros? Todo lo que el perro del hortelano no hace y tampoco deja hacer.
Entonces en un contexto donde la autonomía universitaria es violada por los mismos estudiantes: grupos con identidad de militante. El clima de incertidumbre y caos obliga al Rector de San Marcos a solicitar la intervención de las fuerzas policiales. Y se produce la batalla campal.
A modo de conclusiones
Si las metáforas de los perros de izquierda y derecha continúan ladrándose la obra del By Pass podría seguir el camino frustrado del “Tren Eléctrico”. Un monumento a la mediocridad en el Perú. La frase “El Perú es San Marcos”, es ideal para el discurso ostentoso y demagógico, pero a la misma vez lamentable porque la universidad acarrea los viejos problemas estructurales y poscoloniales del país. Su fragmentación interna ocultada por una supuesta unidad estudiantil.
La solución no puede ir por el camino de la violencia contra la autonomía universitaria por parte de los alumnos radicalizados. Tomar arbitrariamente la facultad y la universidad es una muestra de intolerancia contra otros estudiantes que piensan diferentes y que no aceptan la ideología de izquierda. Por algo existen los canales internos de gobierno autónomo donde las autoridades son elegidas por el voto de estudiantes, profesores y egresados. Algo que se deja de lado cuando un grupos de (auto)elegidos de izquierda creen tener la verdad absoluta y dejan la razón por la demagogia: los dirigentes hacen escuchar su voz militante en el espacio público para comprometer la defensa de San Marcos con arengas y acciones.
Finalmente esta nueva generación (auto)elegida de estudiantes de identidad militantes de izquierda representan por su discurso y acciones (hechos sociales) al “Perro del Hortelano” en San Marcos. No estudian ni dejan estudiar. No terminan su carrera ni dejan terminar. No se titulan ni dejan titular. No sustentan tesis ni dejan sustentar. No hacen trámites ni dejan tramitar. No estudian maestría…y así continúa el síndrome poscolonial en cuestión: no come ni deja comer.
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Notas
2 http://www.democraciaglobal.org/index.php?fp_verpub=true&idpub=238
3 Año 4 N° 111: Del 19 al 25 de mayo del 2008.
4 http://besosdehetaira.blogspot.com/2008/05/esa-maldita-pared.html
5 El diagnóstico fue elaborado por una comisión de estudiantes de antropología y fue distribuido por las redes electrónicas virtuales.
6 http://rodolfoybarra.blogspot.com/2008/05/propsito-de-la-golpiza-en-san-marcos.html
3 Año 4 N° 111: Del 19 al 25 de mayo del 2008.
4 http://besosdehetaira.blogspot.com/2008/05/esa-maldita-pared.html
5 El diagnóstico fue elaborado por una comisión de estudiantes de antropología y fue distribuido por las redes electrónicas virtuales.
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