Siguiendo mi tradición (bien personal) de asistir a eventos culturosos donde la entrada es gratis, el día de ayer tuve la oportunidad de ver, en la Biblioteca Nacional, una película del famoso cineasta Luis Buñuel. “Ese oscuro objeto del deseo”, fue el titulo del film (1977) que trata sobre los deseos inconscientes que hacen que las personas naturalicen el sufrimiento disfrazado de alegría o consuelo.
Mateo un parisino de aproximadamente 50 años de edad, quien tiene una vida realizada en el plano profesional y reconocimiento social. Lo tiene todo pero falta algo, como dirían los lacanianos “la falta en ser”. Conchita es una española sevillana de 18 años quien tiene belleza y ganas de tener un estilo de vida, lo cual es obstaculizado porque no tiene profesión ni reconocimiento social. Por ese motivo trabaja en una serie de trabajos subalternos que ella detesta.
Las circunstancias de la vida hace que ambos se encuentran con ese oscuro objeto del poder. Surgen una serie de promesas y negociaciones para canalizar los deseos de ambos. Desde la perspectiva de género se puede ver el intercambio de objetos. Mientras él promete entregar una casa, ella hace lo mismo con su cuerpo (virgen). Ambos objetos de poder son ajenos a sus emociones y sentimientos. Entonces el conflicto surge cuando lo pactado no se cumple y la promesa sigue siendo promesa.
Una vez que la promesa esta rota entonces se rompe la relación para siempre. Pero eso parece porque lo irónico del asunto es que ese oscuro objeto del deseo hace de las suyas y los vuelve a unir. Pero unir para volver a romper lo prometido. Por eso una constante de la película es que ella lo abandona con humillación y él la manda a largar. Una vez que se repelen hace más fuerte la atracción. En la parte final de la historia Mateo golpea a Conchita porque ella la engañó cínicamente con otro hombre, y una vez que ella estaba ensangrentada por las manos de él, Conchita dice “ahora se que me quieres”. Como dicen en el Perú “más me pega, más te quiero”.
Un dato importante de la película es que existe (paralelamente a los conflictos de género de Mateo y Conchita), constantes atentados terroristas en torno a ese oscuro objeto del poder. Lo común de ambos tipos de violencia es la constante repetición: un círculo vicioso de mutua destrucción.
Se podría concluir que en la película de Buñuel las variables de género y poder son ambas caras de la misma moneda del deseo. El problema surge cuando ese “oscuro objeto” se transforma en fantasía confundiendo el plano del deseo con la realidad. Por ese motivo, en la película Mateo, Conchita y los terroristas están gobernados por las fantasías inconscientes que hace natural el retorno de la violencia en el espacio privado y público.
Mateo un parisino de aproximadamente 50 años de edad, quien tiene una vida realizada en el plano profesional y reconocimiento social. Lo tiene todo pero falta algo, como dirían los lacanianos “la falta en ser”. Conchita es una española sevillana de 18 años quien tiene belleza y ganas de tener un estilo de vida, lo cual es obstaculizado porque no tiene profesión ni reconocimiento social. Por ese motivo trabaja en una serie de trabajos subalternos que ella detesta.
Las circunstancias de la vida hace que ambos se encuentran con ese oscuro objeto del poder. Surgen una serie de promesas y negociaciones para canalizar los deseos de ambos. Desde la perspectiva de género se puede ver el intercambio de objetos. Mientras él promete entregar una casa, ella hace lo mismo con su cuerpo (virgen). Ambos objetos de poder son ajenos a sus emociones y sentimientos. Entonces el conflicto surge cuando lo pactado no se cumple y la promesa sigue siendo promesa.
Una vez que la promesa esta rota entonces se rompe la relación para siempre. Pero eso parece porque lo irónico del asunto es que ese oscuro objeto del deseo hace de las suyas y los vuelve a unir. Pero unir para volver a romper lo prometido. Por eso una constante de la película es que ella lo abandona con humillación y él la manda a largar. Una vez que se repelen hace más fuerte la atracción. En la parte final de la historia Mateo golpea a Conchita porque ella la engañó cínicamente con otro hombre, y una vez que ella estaba ensangrentada por las manos de él, Conchita dice “ahora se que me quieres”. Como dicen en el Perú “más me pega, más te quiero”.
Un dato importante de la película es que existe (paralelamente a los conflictos de género de Mateo y Conchita), constantes atentados terroristas en torno a ese oscuro objeto del poder. Lo común de ambos tipos de violencia es la constante repetición: un círculo vicioso de mutua destrucción.
Se podría concluir que en la película de Buñuel las variables de género y poder son ambas caras de la misma moneda del deseo. El problema surge cuando ese “oscuro objeto” se transforma en fantasía confundiendo el plano del deseo con la realidad. Por ese motivo, en la película Mateo, Conchita y los terroristas están gobernados por las fantasías inconscientes que hace natural el retorno de la violencia en el espacio privado y público.