domingo, 9 de mayo de 2010

La pituca vs el aristócrata


Últimamente la marcha política hacia el sillón municipal de Lima Metropolitana muestra una singular ironía.  La hegemonía de la derecha a través de sus propias representaciones sociales antipopulares.  Según las encuestas los únicos favoritos para ganar las elecciones son Lourdez Flores y Alex Couri, es decir, derecha vs derecha. Entonces, la pugna electoral de ambos candidatos se basa en obviar el debate ideológico para mantener intacta la hegemonía neoliberal.

La primera estratégia electoral lo marcó Lourdez Flores quien construyó la dicotomía "ética vs corrupción".  El pasado de Alex Couri le juega una mala pasada porque él asistió al sótano del SIN para dialogar con Vladimiro Montesinos. Ese hecho es su talón de Aquiles y viene a ser un punto a favor del caballo de troya electoral de la lidereza del Partido Popular Cristiano (PPC).

La segunda estratégia es promovida por Alex Couri quien volvió a utilizar una vieja arma electoral de deslegitimación de los candidatos de la derecha.  La imagen de Lourdez Flores como la candidata de los ricos y pitucos. El problema consiste que no se logra estructurar una dicotomía. Existe un vacío en uno de los lados porque Alex Couri no encaja como el candidato del pueblo.  Lo cual Lourdez Flores aprovechó para representar a su ex compañero del PPC y competidor como el "señorito aristocràtico".

Entonces la señorita pituca y el señorito aristocrático son irónicamente las imagenes antipopulares que lideran las opciones electorales de Lima Metropolitana.  Una ciudad que se ha andinizado y modernizado en los últimos 50 años con el desborde popular (Matos Mar) y las nuevas mentalidades populares (Gonzalo Portacarrero). Las nuevas generaciones de limeños emergentes son producto de la migración del campo a la ciudad. Una migración en conflicto con una ciudad criolla, aristocrática y pituca. 

Las dos estratégias mencionadas no cuestionan la hegemonía ideológica de la sociedad limeña y peruana. Vale decir, que tanto la dicotomía "ética vs corrupción" como la frustrada dicotomía "pituca vs aristocrático" legitiman el pensamiento único mundial.

Es necesario para las fuerzas progresistas cubrir el vacío político de la segunda frustrada dicotomía. ¿Quién representará a los sectores del pueblo -limeños no pitucos ni aristocráticos-? Una vez que se cubra legitimamente el vacío, entonces la maquinaria electoral debe profundizar la dicotomía. A partir de ello se cuestionará la hegemonía ideológica (pituca-aristocràtica) que pasa actualmente intacta en el debate político al des-ideologizar las propuestas (supuestamente técnicas) electorales.

Cuando surja en los medios de comunicación (amarillos y supuestamente serios) y la opinión pública la "amenaza roja" como opción electoral para el sillón de Lima Metropolitana, entonces se le aguará la fiesta idológica a la pituca y el aristócrata. Se romperá el duopolio electoral.