lunes, 6 de diciembre de 2010

El Secuestro de la Casa Literataria



Por: Waro Allen

En mi calidad de manager de Los Viejitos de Barrón no podía volver a faltar a sus conciertos. Cada vez me acuerdo menos de sus canciones. Y aún así los represento: soy el manager pero no sé nada. A veces me paltea cuando me preguntan ¿qué tipo de música tocan los Viejitos? Un misterio sin resolver.

La Casa de la Literatura fue el espacio de la tocada, la cual estaba ambientada en homenaje a Mario Vargas Llosa. En esta lógica, éste era el lugar idóneo para la trascendencia de Los Viejitos de Zavalita. Se jodió cuando empezaron a tocar. En pleno ensayo se acercó el jefe de seguridad del local con otros vigilantes para saber lo que estaba pasando. La casa literaria estaba secuestrada por una batería con hueco que el Chombo se encargaba de destruir.
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El evento no era un concierto de rock, sino la presentación de un poemario titulado BHAGAVAD PIZZA, cuyo autor es Miguel Ángel Fuentes, más conocido como Brad Pigui. Un personaje cuzqueño, arquitecto de profesión, quien había llegado a Lima, luego de varios años, para rezar un par de rosarios, varios padres nuestros y hacer el tradicional lavado de pies al monseñor respectivo en la Catedral de Lima. De esta forma lograr el milagro para que el Cienciano no bajara de categoría profesional frente al Alianza Atlético de Sullana en el fin de semana. 

En la presentación del poemario el Puanjo volvió a tener el monopolio del micrófono. Asumió el papel de presentador de la actividad e hizo memoria del Cuzco de finales de la década de los noventas cuando conoció a Brad Pigui. Finalizó leyendo un poema titulado Palitroque, el cual yo había escuchado en otros conciertos de los Viejitos de Don Rigoberto, pero con pirateo de autoría. La primera línea del poema dice “me encantó el vocablo casquitos para denominar a los casquitos”, eso lo dice todo.
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Siguió el turno de la amiga poeta quien tenía una emocional amistad con Brad Pigui. Pero la amiga se quedó sin poema para recitar porque ella tenía la intensión de leer Palitroque, el mismo poema que había leído y pirateado por el Puanjo. A la amiga sólo le quedó hacer memoria del Cuzco de fines de la década de los noventas cuando conoció a Brad Pigui. Finalmente, se animó a recitar el palitroke-poema. Ya me lo sabía de memoria.

Cuando todo parecía indicar que Brad Pigui leería el mismo poema, leyó otro en quechua. Luego de escucharlo, hubiese preferido Palitroque con sus casquistos. Brad Pigui como agradecimiento a los comentarios utilizó el recurso narrativo de la memoria para hablar sobre el Cuzco de fines de la década de los noventas cuando conoció al Puanjo y a la amiga poeta. La mesa parecía formar la comunidad imaginada de poetas a quienes les encantó el vocablo poeta para denominar a los poetas.

Al finalizar la presentación de la pizza hecha poemario, Brad Pigui enunció que ha pedido del Puanjo Los Viejitos de Don Pedro Camacho tocarían por última vez. Antes de empezar el líder del grupo leyó, en contra del pedido del público, Palitroque y tocaron la canción titulada Todos los Modernos, la cual recién conocía. En esos momentos la batería del Chombo tenía otro hueco de estreno, pero menos mal que la seguridad del local se había quitado a reforzar al personal policial que se encontraba en otro secuestro en el complejo comercial de Gamarra.

De esta manera Los Viejitos de Barrón secuestraron la Casa de la Literatura Peruana para afianzar su filosofía: “no hacemos música”. Finalmente Brad Pigui, la amiga poeta y el Puanjo se quitaron al Bolivarcito a tomar un trago ateo, anarquista y kontra-kultural llamado “Catedral”.