La semana pasada se realizaron una serie de eventos para celebrar el centenario del natalicio del antropólogo y novelista José María Arguedas. El evento que me llamó la atención fue la mesa redonda sobre la tradición y modernidad en la obra del mencionado autor. Los intelectuales que participaron fueron Julio Cotler, Hugo Neira, Guillermo Rochabrum, Rodrigo Montoya, Gonzalo Portocarrero y Edmundo Murrugarra.
Los inteleatuales hablaron de la importancia de la obra de Arguedas: él se había adelantado a su tiempo con una propuesta cultural precursora de las actuales políticas públicas sobre interculturalidad. En síntesis, un país de todas las sangres.
Si bien el discurso académico es políticamente correcto, más allá de la ligera discrepancia entre Cotler y Murrugarra, los hechos nos muestran otra realidad. Todas las sangres no tienen rico perfume porque en pleno evento que se criticaba los problemas sociales (discriminación, exclusión y desigualdad) uno encontraba en las primeras filas del auditorio el clásico letrerito “reservado”. Es decir, que se mantienen las preferencias para ciertos tipos de personas y no para otras. De esta forma se sigue reproduciendo las distancias sociales en pleno arguediano.
El día que no existan cartelitos de “reservado” todas las sangres tendrán igual valor……Al estilo Felipe Pinglo.....