lunes, 30 de abril de 2012

Deconstruyendo Choledades


El pasado 20 de Abril  el Partido Constructores Perú realizó una actividad política-académica titulada Construyendo Choledades en donde se reflexionó sobre el tema de la identidad y representatividad política de lo cholo en el Perú. Un debate justo y necesario para seguir construyendo una visión de país compartido. El objetivo del presente artículo es deconstruir las ideas fuerza de los panelistas para abrir nuevas coordenadas que permitan ampliar y fortalecer la tesis de la identidad nacional del Partido Político Constructores Perú.

La mesa estuvo conformada, estructurada por un expositor (Ramiro Vargas) quien es militante del Partido Constructor y tres panelistas (Wilfredo Ardito, Elena Burga y Miguel Ángel Vallejo) quienes son especialistas en temas relacionado a lo cholo en el Perú. La metodología consistió en la exposición de la tesis de la identidad nacional del partido constructor, luego los comentarios analíticos de los panelistas y finalmente la intervención del público invitado. De esta forma se falsearía la tesis para visualizar nuevos ángulos y coordenadas que permita mejorar la propuesta constructora con un elemento fundamental: la participación analítica ciudadana.

A continuación resaltaré los principales comentarios de los panelistas:

Wilfredo Ardito utilizando una pizarra acrílica realizó los diferentes conceptos sobre lo cholo, muy parecido a los tipos ideales de Max Weber. Lo cholo como un significante contradictorio porque abarcó dos significados. a) El tradicional, peyorativo y racista que margina y denigra a las personas; b) La visión positiva y ética que reivindica la identidad (lo cholo como lo peruano). Según Ardito, si bien la identidad positiva lucha contra la discriminación, puede surgir el peligro del racismo invertido (pitucos discriminados por los cholos) y, a la vez, la imposición de una identidad nacional. Por ese motivo, él propuso la categoría de la “identidad acumulada”, es decir, una identidad abarcadora en donde se junta algo de inga, mandinga, nipón, pituco, etc. La inclusión radical.

Elena Burga por su parte fue tajante al señalar que el significante “Todos Somos Cholos” puede ser una trampa porque en el deseo de búsqueda de la identidad nacional se está estructurando una homogenización cultural. El peligro de afianzar la identidad para todos en un país con diversidad cultural de los pueblos indígenas. Ella hizo un viraje discursivo para enfocar la categoría de “igualdad” con respecto al tema de las oportunidades estructurales (económico y social). Entonces la identidad no puede estar divorciada de las condiciones materiales de vida porque de lo contrario nos encontraríamos en un escenario en donde se respecta la identidad y también la condición de pobreza y exclusión. Identidad sin inclusión.

Miguel Ángel Vallejo con un estilo transgresor tomando al toro por las astas señaló que lo cholo es una identidad imposible porque es dinámica y cambiante. Basándose en su experiencia del Coloquio Lo Cholo en el Perú como organizador indicó que lo cholo conceptualizado como un “mestizaje a la peruana” nos lleva al mismo cajón de sastre. Dice y no dice nada a la vez. Pero lo cholo puede ser una herramienta académica para que antropólogos y sociólogos quienes pueden ofrecer elementos de explicación y comprensión de la sociedad peruana. También se puede utilizar como una herramienta política porque abarca lo nacional como proyecto de país, pero tendría algunas limitaciones. Como por ejemplo, desde el marketing político el impacto de la propuesta chola en los pobladores de Bagua (indígenas awajún) no lograría una identificación política nacional. Finalizó con una preocupación similar a Elena Burga sobre el factor estructural a través de una pregunta ¿De qué forma todos los peruanos podremos obtener las mismas oportunidades económicas? para tener presente una visión holística de la política. Oportunidades para todos.

Como se puede observar, los panelistas coincidieron con la tesis sobre la identidad porque es un tema político que fortalece la lucha contra el racismo (Wilfredo Ardito), la desigualdad social (Elena Burga) y económica (Miguel Ángel Vallejo). Pero discreparon con la tesis en el sentido que la identidad chola homogeniza la diversidad cultural del país. Imponer una sola identidad que no abarca a todos, es decir, todos somos cholos así no te guste. Creo que es necesaria la deconstrucción crítica sobre la homogenización identitaria de los panelistas rescatando sus aportes para cumplir con los objetivos del evento. Constructores Perú no hizo la actividad para imponer, sino para construir democráticamente un sentido de pertenencia nacional.

La tesis de la Identidad Nacional tiene un subtitulo: Construyamos una nueva peruanidad, reconociendo nuestra identidad “chola” en una república de ciudadanos. Las principales afirmaciones de la tesis manifiesta: a) la identidad nacional debe tener un referente común de ciudadanía; b) la diversidad cultural del Perú no es un obstáculo para construir una identidad nacional peruana porque los ciudadanos podemos pertenecer simultáneamente a diversas formas de agrupamiento; c) el resultado del proceso de construcción de nuestra identidad debe ser un peruano moderno, que recoge las identidades locales y las tradiciones culturales anteriores; b)a partir de la nueva peruanidad se trocará la visión pesimista sobre nuestro futuro para recoger los elementos centrales del talento empresarial “cholo”, en el horizonte de una Civilización Latinoamericana, en formación.

Cuando se habla sobre la identidad es necesario tener en cuenta que ella se construye como negación al Otro. Soy peruano frente al chileno, soy de Alianza Lima frente a la U, soy de la comunidad campesina de Lucanamarca frente a la de Huarcaya, soy de Universidad San Marcos frente a la Católica, entre otros ejemplos. Sin negación no hay identidad. Entonces los panelistas al observar que la identidad “chola” como el principal significante para la construcción de la nueva peruanidad, entonces alegaron el peligro de la homogenización cultural, el racismo invertido y la falta de empatía con los indígenas. La identidad chola nacional niega a las otras identidades.

Rescatando la crítica de los panelistas, amplio el sentido de la tesis con los elementos que ella contiene a través de la deconstrucción. Es menester comprender que existen dos sentidos de construcción de identidad enmarcadas en la tesis: la política y la cultural. Para Constructores Perú la identidad que debe abarcar a todos los peruanos no es la “cultural” porque en la tesis se afirma explícitamente la vigencia de la “diversidad cultural”. Por consiguiente, la identidad cultural no es homogenizada en la tesis. Entonces la pregunta es ¿Cuál es la identidad la identidad nacional peruana que debe ser entendida como única? La respuesta es la identidad política, es decir, la ciudadana. Por esta razón el horizonte de país que propone el partido es una República de Ciudadanos.

Basándome en los aportes del antropólogo Carlos Iván Degregori se puede decir que en una República de Ciudadanos desaparece la jerarquía entre ciudadanos de primera y segunda clase. En esta forma de República, según Degregori “existe igualdad ante la ley, que tiene que ver con democracia, ciudadanía y derechos humanos. Y a partir de la igualdad, derecho a la diferencia, que tiene que ver, entre otros temas, con equidad de género, pluralismo”. Esta es la identidad nacional política que propone el Partido Constructores Perú con derecho a la igualdad y la diferencia, es decir, respetando la diversidad cultural, lo cholo como parte de lo diverso. En la nueva construcción nacional se debe rescatar a la identidad chola dentro del proyecto político ciudadano: el cholo republicano. El más choleado en la historia de la República sin Ciudadanos. Se reconoce y representa políticamente al cholo y sus talentos (como el empresarial) dentro de una nueva República, pero no se construye, como muchos pueden intuir, una “República de Cholos”, lo cual daría sentido a la crítica de los panelistas quienes focalizaron sus argumentaciones en la imposición de una identidad nacional chola frente a las demás identidades que conforman el país. Incluyendo a los indígenas no contactados.

Si bien la tesis de la identidad hace mención de la “cultura chola”, ésta no se profundiza ni desarrolla porque el tema central es la “identidad política” por la naturaleza del documento. Por este motivo, el subtítulo del evento enmarca a la identidad y representatividad política de las choledades. En la tesis pesa más lo político que lo cultural. Es necesario que Constructores Perú estructure y perfile una tesis sobre la “cultura” con una lectura crítica de la realidad rescatando los aportes de las diversas identidades en materia de políticas culturales en el Perú. También estaría pendiente la tesis sobre género que fue un significante señalado con preocupación por una de las participantes del evento: “se habla de lo cholo ¿y la chola?”. Con estos puntos en la agenda, la Comisión de Ideología de Constructores Perú seguirá contribuyendo analíticamente con participación social hacia la búsqueda concertada y política de una República de Ciudadanos/as.

viernes, 6 de abril de 2012

El Desborde Ideológico y la ¿Crisis de la Choledad?


El pasado mes fui testigo de la presentación del libro del antropólogo Matos Mar titulado PERÚ, Estado Desbordado y Sociedad Nacional Emergente” en donde se habló sobre la nueva peruanidad, el Otro Perú, tradición milenaria, la migración, la crisis del Estado, el cambio de rostro urbano de Lima, los barrios, los emprendedores, la sociedad emergente, entre otros. Si bien estos indicadores sustentaban y afirmaban la conformación de una sociedad chola, me llamó la atención que el concepto de “cholo” brillara por su radical ausencia en el evento. Por este motivo, el objetivo del presente artículo es reflexionar sobre las coordenadas ideológicas del texto de Matos Mar para deconstruir su propuesta política de una sociedad nacional emergente.

El primer paso es salir del “sentido común” que representa al texto de Matos Mar como algo exclusivo al mundo académico. Sólo entre doctores se entienden y entre ellos se aplauden. Debo decir que fue todo lo contrario, porque el texto desbordó lo académico para entrar al campo político. Este punto quedó aclarado cuando el autor en su discurso señaló explícitamente que su obra tiene como objetivo convencer a la clase política. Se deduce que él no quiere convencer a la comunidad académica porque Matos tiene ganada una gran trayectoria profesional como investigador y, a la vez, un reconocimiento a nivel internacional. El reto para él es político, el texto es didáctico para el gran público desbordado, con la intención de explicar la historia corta del Perú: 1940-2010 y legitimar su propuesta política de país.

El peso político del texto hace descuidar algunos aspectos académicos que señalaré a continuación. Matos Mar no toma en cuenta diversas investigaciones de otros científicos sociales y estudiosos en la materia que aportaron conocimiento para entender el mismo fenómeno. Tenemos en la lista a progresistas y liberales como por ejemplo: “El proceso de choloficación” de Aníbal Quijano, “De invasores a ciudadanos” de Degregori, Lynch y Blonded, “Caballo de Troya de los invasores” de Golte y Adams, “Nuevos Limeños”, Portocarrero, “Informalidad” de Hernando de Soto, “Lima Conurbana” de Arellano, “Emprendedor” de Guerra Garcia, entre otros. La ausencia del diálogo académico se ratifica en el libro desbordado porque no existe “bibliografía”, algo que es fundamental dentro del canon de la investigación social, sólo aparecen algunos autores en pies de páginas como referencia. Lo académico fue desbordado por lo político.

Con respecto al discurso político elaborado por Matos Mar su texto tiene como fundamento el relato de la histórica tensión entre El Perú Oficial (PO) y El Otro Perú (OP). El trauma nacional empezó en la Conquista Española y la Colonia en donde se estructuró dos repúblicas: españoles e indios. La vida republicana acentuó las diferencias y brechas sociales en donde la dualidad estructural, política, cultural y social no permitió la construcción de una nación, sino una sociedad fragmentada entre criollos limeños y provincianos. Matos Mar narra la solución al problema a través de una gesta heroica denominada “migración del campo a la ciudad” en donde se surge un actor social “el migrante” como protagonista de la nueva historia que va a superar la barrera dicotómica. La dialéctica de la dualidad (PO – OP) logra su histórica síntesis cuando El Perú Oficial es desbordado por El Otro Perú para hacer surgir la nueva sociedad nacional emergente.

En la parte final del texto Matos Mar acentúa el carácter épico del discurso histórico del actor social emergente: “La marcha de millones de provincianos del Otro Perú ha sido apasionante y gigantesca, salieron de sus pueblos buscando bienestar, presencia y reconocimiento en la vida nacional” (2012:569). Este reconocimiento tiene que ver con la representación política que debe articular las demandas y necesidades de quienes fueron excluidos, pero que ahora son los protagonistas de la nueva historia corta del Perú. Por este motivo, existe la meta política pendiente, que según Matos Mar se basa en lograr el Buen Gobierno para realizar los cambios estructurales que inserte a la sociedad emergente (competitivamente) en el mundo globalizado.

Si bien lo narrado por Matos Mar suena como lo “correctamente político”, es necesario retornar al campo de la deconstrucción académica para analizar las coordenadas ideológicas que contextualizan la elaboración y propuesta del modelo de sociedad nacional emergente. La historia corta del Perú narrada por Matos Mar se inició con la toma de la ciudad de Lima por el Otro Perú en la década de 1940 (barriadas), y es partir de la década de los noventas en donde se desarrolla el proceso de consolidación de la nueva sociedad emergente (Lima Norte, Este y Sur). El mayor éxito de los nuevos limeños, El Otro Perú emprendedor, sucedió en los últimos 20 años de vida republicana, es decir, en plena hegemonía y aplicación del modelo neoliberal. Se podría estructurar la siguiente ecuación explicativa: a mayor neoliberalismo, mayor éxito de la sociedad emergente.

Pero el éxito de los últimos 20 años de la historia corta del Perú descrita por Matos Mar se contradice en su texto cuando en el capítulo 3 “Lima La Plural: 1990-2010” él analiza la relación entre el Estado Neoliberal y el Otro Perú. Al principio tiene una visión crítica radical del neoliberalismo de la década de los noventas: desmontó el Estado, expropiaciones de empresas públicas, flexibilización del mercado laboral, modelo económico excluyente, entre otros. Luego Matos Mar entra en una posición ambigua cuando él señala que el nuevo modelo de Estado ratificó a los integrantes del Otro Perú la condición ciudadana ganada, pero a semejanza de sus predecesores, no fue capaz de satisfacer sus demandas urgentes. Y finaliza con una imagen positiva, que pese a sus reservas a las formas autoritarias de Fujimori, los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García mantuvieron el modelo neoliberal y lograron la dinamización de la economía, la suscripción del TLC con los Estados Unidos y la bonanza de los precios internacionales que aumentaron los ingresos fiscales.

Por una parte Matos Mar afirma que el Estado neoliberal no resuelve los problemas con sus programas económicos ortodoxos, pero por otro lado manifiesta un desafío para la segunda década del siglo XXI: “O asumimos el reto de aprovechar la feliz coyuntura económica, política y social o volvemos a perder la oportunidad” (2012: 550). La contradicción de Matos Mar se centra en su texto porque es un crítico del neoliberalismo que finalmente ha proporcionado una “feliz coyuntura”. Esta es la ventana de oportunidades que la clase política e intelectual debe entender para hacer los cambios estructurales que necesita la sociedad nacional emergente. Por este motivo, Richard Webb, en su calidad de comentarista del texto, reflexionó sobre la ventaja de tener un “Estado débil” porque éste fue necesario para el desborde popular. De lo contrario el Otro Perú continuaría discriminado y excluido por el Perú Oficial. La visión ideológica liberal de Webb confluye con la narrativa emergente de Matos Mar, en donde la aplicación histórica del modelo neoliberal coincide con el proceso histórico de consolidación de la nueva sociedad peruana en una coyuntura feliz.

El desborde ideológico (neoliberal) de Matos Mar se manifestó más allá del texto publicado, en una entrevista con la periodista Rosa María Palacios. Ella le preguntó ¿Usted ya no cree en el Estado de Bienestar? Matos Mar dijo “No, cada quien debe ganarse la plata trabajando, de su esfuerzo”. Esta respuesta forma parte del discurso ideológico liberal, es decir, la prevalencia del individuo frente al colectivo, que la entrevistadora había captado en instantes de segundos, Palacios continúo de forma sorprendida “Doctor, usted se ha convertido en un liberal a la vejez”, el antropólogo respondió “es que esa es la única manera, es el único camino”. Para Matos Mar Otro Mundo no es posible.

Esta respuesta puede interpretarse con las teorías críticas contemporáneas (Fredic Jameson) que afirman que la hegemonía cultural del neoliberalismo produce un nuevo imaginario social: que ya nadie considere seriamente alternativas posibles al capitalismo global. http://www.observacionesfilosoficas.net/elespectrodelaideologia.html. Según Slavo Zizek las industrias culturales como el cine producen que la imaginación popular se encuentre perseguida con imágenes constantes del eminente colapso de la naturaleza, una catástrofe mundial o el fin del mundo, en vez de visualizar un modesto cambio en los modos de producción del capitalismo. La ideología es clara, la única forma de acabar con el capitalismo es destruyendo el mundo, por ende, mientras estemos con vida, sólo existe un único camino. Matos Mar lo confirma con la coyuntura feliz del neoliberalismo en el Perú.

Ese único camino comprendió la aplicación del modelo neoliberal de los últimos 20 años que posibilitó la sociedad emergente y el éxito de los peruanos emprendedores. Esta lógica ideológica de Matos Mar coincide con los pensamientos liberales de Hernando de Soto, Arellano y Guerra García quienes señalaron el peligro de la presencia del Estado y los beneficios del mercado. El cambio del modelo estructural del Estado consolidó el escenario del capitalismo y emprendimiento popular. El neoliberalismo también desbordó el Estado. Por esta razón, el slogan político “El Perú Avanza” del aprismo neoliberal fue realidad para el Otro Perú emergente, dentro de la propuesta histórica de Matos Mar.

El desborde ideológico también abarcó el campo cultural identitario nacional. La propuesta identitaria de Matos Mar comprende al actor emergente y emprendedor, pero no toma en cuenta al cholo. Resulta un poco extraña la ausencia conceptual de cholo, luego de ser testigos del Coloquio Lo Cholo en el Perú organizado por la Biblioteca Nacional, liderado por Hugo Neira que entre los años 2006 y 2008 representó el más vasto de los foros sobre las culturas nuevas de actividad urbana, política, social y cultural, siendo el significante central lo “cholo”. Y Matos Mar también participó de mencionado coloquio, siendo publicado en el segundo tomo como uno de los principales referentes de la choledad peruana. Aun así el concepto cholo entró en crisis conceptual para el nuevo Perú emergente.

Pareciera que la propuesta de nueva identidad (emergente-emprendedora) entrará en un proceso de blanqueamiento conceptual para tener una mejor aceptación de la sociedad. Ayer cholo, hoy emergente-emprendedor. Corresponde señalar que el blanqueamiento es una estrategia subalterna de superación de las barreras de una sociedad racista como la peruana. Si bien Matos Mar habla enérgicamente que el Perú Oficial discriminó y excluyó estructuralmente (económico, social y político) al Otro Perú, no hace explícito el tema del “racismo”. Según Wilfredo Ardito negar la existencia del racismo constituye un mecanismo de defensa, muchos peruanos creen que podrían enfrentar las otras causas de discriminación: pueden mejorar su posición económica, cambiar su ubicación geográfica o incorporar patrones culturales occidentales, y de esta manera evitar ser discriminados”. La negación del racismo ocurre con la peruanidad emergente narrada por Matos Mar que desbordó el Estado Oficial para mejorar su posición económica (emprendedores), su ubicación geográfica (la migración) e incorporó patrones culturales occidentales (modernidad y globalización) para evitar ser discriminados.

Se puede rastrear la crisis conceptual de lo cholo y la ausencia del problema del racismo en el texto por medio de la autobiografía del autor. En el Capítulo 1 “Derrumbe del Orden Tradicional sin Modernización” aparece los datos de la vida de Matos Mar quien nació en Cora Cora (capital de la provincia de Parinacochas) en el departamento de Ayacucho y que había migrado a la ciudad de Lima en el año 1929. Su familia se alojó en el Cercado de Lima, en los Barrios Altos (capital del criollismo) en la calle la Huaquilla 133 en cuya esquina se encontraba la Peña Horadada y la Plaza Italia. En la vida cotidiana de barrio el autor del desborde popular era conocido por sus vecinos como el Cholo Matos. En este pasaje del libro (de 564 páginas) aparece por única vez el significante “cholo” como un adjetivo de su apellido para identificar al niño ayacuchano. Pero si tomamos el contexto histórico y cultural del significante cholo se puede deducir que éste significante tenía un significado peyorativo, negativo y racista: el cholo como el Otro no limeño, migrante, indio que viene de la provincia. Ese fue el significado de cholo que Matos Mar había experimentado en su niñez como migrante ayacuchano que vivía en la capital. Lo cholo como adjetivo descalificativo y racista es afirmado por Matos Mar en una entrevista realizada últimamente con Jaime de Althaus (24-03-2012) en donde el autor del desborde popular sostiene la propuesta de una “sociedad plena” para dejar de lado los conceptos de cholo, indio y serrano. Como se puede observar la carga peyorativa de cholo se mantiene aunque pase los años.

La negación del concepto cholo nos remite a la reflexión de Víctor Vich quien analiza la canción popular “Cholo soy y no me compadezcas” (de Luis Abanto Morales), en donde él señala que la letra de la canción representa como el discurso del poder que ha nombrado al Otro y ha terminado por constituirlo como un sujeto inferior. Ser cholo es sinónimo de indio, de pasado, subalterno. Esta visión de lo cholo (como inferior) solo comprueba, según Vich, la eficaz interiorización de definiciones que el subalterno (cholo) ha hecho de sí mismo dentro del marco del discurso colonizador. Por este motivo, la preferencia de Matos Mar por lo emergente y emprendedor que es resignificado como ciudadano y moderno, con una proyección de futuro en el proceso de globalización.

Ante la pregunta del Partido Político Constructores Perú ¿Cholo de mierda o Cholo power?
http://podercholo.blogspot.com/ se puede decir que el nuevo texto de Matos Mar niega el concepto de “cholo” bajo la lógica del desborde ideológico en donde todos somos emergentes y emprendedores. Todavía las puertas del debate no se encuentran cerradas, ni existen verdades canónicas. Desde mi punto de vista el concepto de cholo es un significante vacío (Ernesto Laclau) cuyo significado se encuentra en una lucha pública, batalla ideológica, con diferentes interpretaciones. Este fue el caso del Coloquio lo Cholo en el Perú que apostó por resignificar el concepto de cholo como positivo (power) para la sociedad o últimamente el documental Choleando en donde pone en tela de juicio el problema del racismo del Perú. La idea es seguir acumulando estrategias con democracia y diálogo social para la construcción de una República de Ciudadanos/as.

Artículo Publicado en el blog República de Ciudadanos: