domingo, 4 de mayo de 2014

Quimioterapia neoliberal

Por: Raúl Rosales León.
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“Metástasis” es el título de la Editorial del Comercio (2/5/2014) en donde utiliza esta imagen de enfermedad cancerígena para explicar el cuerpo burocrático del Estado que pone trabas a la inversión privada a secas. La Editorial señala que el Estado regulador sufre de metátesis produciendo la desacelerando de las inversiones privadas y, por tal motivo, la solución es una fuerte quimioterapia para limpiar las trabas burocráticas. 
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Resulta irónico que El Comercio, independiente y veraz, legitime la publicación de la Editorial cancerígeno bajo la dependencia discusiva del significante “inversiones privadas” y la poca veracidad en su diagnóstico. Con respecto al primer significante, éste aparece como positivo por sí mismo, una representación cerrada, pura y sin contradicciones que garantiza el efecto quimioterapéutico. Salvo la inversión privada todo es ilusión.
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Esta dependencia discursiva está acompañada de la poca veracidad del diagnóstico médico del Comercio: la burocracia irracional que se sale de control.  Este descontrol tiene como culpable al actual gobierno de Ollanta Humala que está haciendo que el cuerpo del Estado tenga mayores regulaciones que atenta contra el libre chorreo de las inversiones privadas. Limpiando las trabas por medio de la quimioterapia neoliberal las empresas y, en especial, las pequeñas y medianas darían más empleo y moverían el país, es la nueva hoja que se propone en la Editorial.      
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Pero la quimioterapia neoliberal me hace recordar el viejo refrán: “es peor el remedio que la enfermedad”. Imaginemos un Estado sin regulaciones institucionales, la pequeña minería y minaría artesanal del Perú lograría superar las barreras burocráticas para lograr invertir sin problemas creando más empleo a miles de personas. Los/as dueños/as de estas minas estarían muy contentos con este tipo de quimioterapia porque no habría necesidad de formalizarse (MINEM), libres de pagar tributos (SUNAT), de hacer estudios de Impacto Ambiental (MINAM), sin preocupación de la vigilancia de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral  (MTPE) y otras trabas cancerígenas del Estado.  Si bien existiría la libre inversión privada y mayor generación de empleo, esto en la práctica sería un salto para atrás.
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No por el simple hecho de ser “inversión privada” debe ser bueno, puro y libre de prejuicios contra el país, estas inversiones no están al margen de la institucionalidad del Estado.  Por algo la Constitución Política del Perú en el tercer título sobre Régimen Económico establece que la iniciativa privada es libre, el Estado estimula la creación de riqueza, pero el ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad pública. Por este motivo, deja mucho que desear que El Comercio carezca de criterio de responsabilidad al plantear una quimioterapia neoliberal. Parece que su lema: “al servicio del país desde 1839” ha cambiado para estar al servicio de la inversión privada.
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Finalmente la aplicación de la quimioterapia neoliberal como única alternativa de cura solo perjudicaría el cuerpo del Estado peruano y la sociedad en su conjunto. Parafraseando a Manuel Gonzales Prada en el contexto del presente artículo: “el Perú (post quimioterapia) es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus”.