Por Raúl Rosales León. Ciudadano (De)constructor
En el III Congreso
Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales organizado por la FLASCO, tuve
la suerte de presenciar la conferencia magistral de Chantal Mouffe titulada “El
papel de los afectos en la perspectiva agonista”. Mouffe señaló que en la vida
política los antagonismos no pueden desaparecer, surgiendo una frontera estructurada
entre nosotros y ellos; si dicha frontera se traduce en una relación amigo-enemigo
entonces uno de los fines es la eliminación de una de las partes en la
contienda política. Las mismas coordenadas existen en la campaña “Chapa tu choro y déjalo paralítico” que abrió una polémica dicotómica y, a la vez,
legitimó un escenario sin alternativas políticas reales. Si bien la
propuesta de la campaña parece ser radical, irónicamente es lo contrario.
Los organizadores de la
campaña “Chapa tu choro y déjalo paralítico” se manifiestan por Facebook de la siguiente
manera: “En vista a que nosotros nos
encontramos desprotegidos de nuestras autoridades o no son suficientes para
cubrir la delincuencia en la ciudad es que debemos estar unidos y organizarnos
frente a los delincuentes y así poder hacer frente a estos delincuentes”. La campaña alienta la organización a nivel de
barrios para chapar a un choro (ladrón y/o delincuente), amarrarlo a un poste, golpearlo
y dejándolo paralitico (inmóvil) haciendo real la justicia popular sin la
participación de la policía (el Estado).
Si bien la campaña se inició con la
intencionalidad de llamar la atención en el tema de seguridad ciudadana
(delincuencia en las calles) generando polémica, la agencia de los usuarios de
las redes sociales ampliaron el mensaje de Chapa tu choro al campo de la vida
política. A través de una serie de memes
publicados en Facebook se visualiza la frontera política entre nosotros (víctimas
de los delincuentes) y actores políticos (choros) que conforman el actual escenario
político como Alan García, Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski, Ollanta
Humala, Nadine Heredia, Keiko Fujimori, Castañeda Lossio y Susana Villarán.
En el actual contexto de las elecciones, la
eliminación de los actores políticos considerados como enemigos viene a ser la
solución para acabar con la delincuencia en el Perú; en este escenario “Chapa
tu choro” se transformó en “Chapa tu político” para su eliminación de la
contienda política, lo cual sería un peligro para la democracia.
Lo común entre “Chapa tu choro” y “Chapa tu
político” es el descredito de las instituciones democráticas, el rechazo del
Estado y la crisis de los partidos políticos.
El problema de la campaña en cuestión no es la generación de violencia a
través de la justicia por propia mano a los actores políticos enemigos, sino la
legitimación de una sociedad pospolítica. Chantal Mouffe define lo pospolpitico
como el sentido común político de consenso en el centro, es decir, no existe
una diferencia entre centro izquierda y centro derecha; al no existir una
distinción entre izquierda y derecha no se puede ofrecer una posibilidad real
de elección de proyectos políticos distintos. En ese sentido, la propuesta de chapa tu choro
y político es no ofrecer una alternativa real en el campo de lo político,
haciendo juego con el orden neoliberal del fin de la historia.
La irónica campaña tiene un contenido político
porque hace una convocatoria a una marcha pacífica. Tiene como punto de encuentro
la Plaza Bolívar y el lugar final es el Congreso de la República, muy parecida
a las marchas de protestas contra el actual gobierno como la Ley Pulpin, y
anteriores gobiernos. Llama la atención que al final de la convocatoria haga la
siguiente afirmación:
“Saben porque los políticos no quieren que haya
pena de muerte para los delincuentes violadores porque ellos mismos estarían
cavando su propia tumbe así de simple.
Pero el pueblo es sabio somos 30 millones contra un pequeño grupito de
políticos y delincuentes. Exijamos al próximo
presidente que aplique la pena de muerte”.
La utopía política de Chapa tu choro es la eliminación
del antagonismo político por medio a la aplicación de la pena de muerte a un
pequeño grupito de políticos y delincuentes. La apariencia de la campaña parece
ser radical, pero irónicamente es conservadora; la idea de una sociedad sin
antagonismo es propio, según Chantal Mouffe, del paradigma de la democracia deliberativa
de Rawls a Habermas que proponen como la única forma de debatir la naturaleza de la
democracia moderna. En el marco de la
campaña, si llegamos al consenso racional de los individuos de eliminar a los
políticos y delincuentes, entonces que son una minoría a comparación de 30
millones del pueblo, entonces los problemas de seguridad ciudadana y sistema
político serían solucionados.
Es necesario una campaña que no evada lo político como lo hace Chapa tu
choro-político; desde la perspectiva de Mouffe la idea es desplazar la relación
amigo-enemigo por el adversario (agonismo) para el retorno de lo político a
través de la constitución de un «nosotros» en un contexto de diversidad y de
conflicto. El oponente político no es tu
enemigo, sino un adversario que tiene la legitimidad de discrepar con su propuesta
ideológica y política como parte de una comunidad política. De esta manera el enfrentamiento agonal (entre adversarios), representa caracterizaría a
la democracia pluralista.
Finalmente, este tipo de campaña moviliza las
pasiones hacia la pospolítica sin propuestas y alternativas reales de cambio a
la ciudadanía. El reto consiste en el
retorno a la política a través del
papel de los afectos en la perspectiva agonista (Chantal
Mouffe) para la movilización de las pasiones y la identificación colectiva
ciudadana; para ello es necesario el retorno de la institucionalidad de los
partidos políticos devolviendo la confianza de la representación; de esta forma
se construirían las bases de la construcción de una República de Ciudadanos/as.