Por Raúl Rosales León. Ciudadano (De)constructor
Este fin de semana celebré con
algunas amistades el cumpleaños de una colega etnográfica, pero a diferencia de
otros años, el ritual de paso tuvo algunos ingredientes para el análisis
social. Ella junto con su esposo e hijos vive en el distrito de Magdalena cerca
del cruce de las avenidas Salaverry y Ejército.
Irónicamente sin necesidad de mudarse, ahora vive en el distrito de San
Isidro, considerado como el distrito más moderno y sostenible de la capital
limeña. El cambio de distrito fue causado por un fallo del Instituto
Metropolitano de Planificación (IMP) en medio de una disputa territorial entre
los distritos de Magdalena y San Isidro. Si bien la disputa fue política,
técnica y legal, también se recurrió al capital simbólico en donde retorna el
síntoma de la discriminación social.
Tomaremos el concepto de
representación de Stuart Hall que es la “construcción de sentido por medio del
lenguaje” para analizar un boletín en formato de comic elaborado por la
Municipalidad de San Isidro, autodenominado como la Ciudad Sostenible. Para
ello lanzo las siguientes preguntas: ¿Cuál es la representación de los/as
vecinos/as de San Isidro? ¿Cuáles son las fronteras de identidad? ¿Cómo se
legitima la discriminación social?
El comic construye la escena de
solución del conflicto distrital en un restaurant lujoso en donde los/as
vecinos/as de San Isidro están sentados y servidos por un mozo. En primer lugar, la representación estructura
una división social del trabajo, los que nacen para servir y los que nacen para
ser servidos. Las personas “decentes” de buen vivir, de piel blanca y pelos
rubios y castaños viven en San Isidro son los destinados a ser servidos, en
cambio los mestizos, piel cobriza y pelo negro están destinado para
servir.
En el restaurante trascurre un
diálogo, una vecina que dice “pero al parecer los de magdalena no aceptan el
fallo”. El mensaje del comic se basa en la legitimidad del fallo emitido por el
IMP a favor de San Isidro, argumentando una posición técnica y, a la vez,
muestra el descontento de los vecinos de Magdalena. En todo el comic varios vecinos y vecinas de
San Isidro hacen mención al fallo, siendo representados como gente racional que
respetan el debido proceso y las instituciones.
En cambio, los de magdalena son
representados como la otredad vecinal, irracionales con las instituciones,
contradictorios porque fueron ellos a través del Alcalde Allison que soltaron
el fallo del IMP, pero al ser desfavorable no aceptaron el fallo.
El elemento que muestra la construcción
de una frontera identitaria es el mensaje del Alcalde Manuel Velarde en otro boletín
informativo municipal refiriéndose al caso en cuestión. Él manifiesta: “Hace 84 años se creó nuestro
distrito con terrenos desprendidos de la jurisdicción de Miraflores, no de
Magdalena. Este movimiento de lo
territorial hacia lo identitario justifica la dicotomía entre ambos distritos.
La forma de diferenciación simbólica
no es algo singular en estos distritos, también está el caso de la Urbanización Salamanca de Monterrico en su intento de separación con el distrito de Ate Vitarte. El significante “Monterrico”
confirma la identidad de los salamanquinos como una especie de marca simbólica
y, a la vez, una estrategia de movilidad social para diferenciarse con sus vecinos/as
iguales de Ate Vitarte.
“Patria o muerte, venceremos”
representó un lema de lucha y batalla por el logro de ideales universales de
justicia y solidaridad, ahora se puede usar a nivel de problemas locales y
vecinales para discriminar a la vecindad de la Otredad.